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La afluencia a los colegios electorales se ha disparado en varias ciudades de Rusia coincidiendo con la acción opositora "Mediodía contra Putin", celebrada este domingo con motivo de la última jornada de votaciones para los comicios presidenciales en el país. Esta acción fue apoyada por Alexéi Navalni antes de morir y ahora por su viuda y sus colaboradores desde el exilio. La Fiscalía rusa, por su parte, ha advertido que si se interrumpiera de forma organizada el proceso electoral, las penas podrían ascender hasta los cinco años de cárcel. Foto: AP Photo/Alexander Zemlianichenko

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha advertido de que la amenaza de un ataque de Rusia, incluso con armamento nuclear, es real. En una entrevista en el diario La Vanguardia, Robles asegura que los ciudadanos españoles no son suficientemente conscientes de los riesgos que corren.

La primera vez que oímos hablar de injerencia rusa fue en las elecciones de Estados Unidos de 2016. Entonces, se acusó al Kremlin de utilizar hackers para atacar a la candidata demócrata, Hillary Clinton, y favorecer al republicano, Donald Trump. En un informe reciente, Bruselas denuncia más de 700 casos de interferencia extranjera en la Unión Europea solo el año pasado.

Foto: Plaza Roja, Moscú (Getty Images)

Rusia intenta aparentar normalidad en la segunda jornada de las elecciones presidenciales, pese a los nuevos intentos de Ucrania de desestabilizar la situación en la frontera y las protestas aisladas en algunos colegios electorales. Después de que Putin acusara la víspera a Kiev de intentar frustrar su reelección, Rusia ha rechazado otras dos incursiones fronterizas por parte del ejército ucraniano. Además, ha habido intentos de quemar cabinas de votación y también algunas personas han arrojado pintura e incluso han tratado de quemar alguna urna.

Foto: Colegio electoral en Moscú (EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV)

El 16 de marzo de 2014 los crimeos votaban en un referéndum para unirse a Rusia, considerado ilegal por Ucrania y por la comunidad internacional. El presidente ruso, Vladímir Putin, se apresuró a reconocer el cuestionado resultado. Oficialmente, el 96% de la población dijo 'Sí' a separarse de Ucrania y volver a ser parte de Rusia. Dos días después, se sellaba la polémica adhesión en el Kremlin con la firma de un Tratado.

Foto: La población de Crimea celebra su anexión a Rusia el 16 de marzo de 2014 en la plaza Lenin de Simferopol (EFE/EPA/YURI KOCHETKOV)

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, llega sin competencia real a las elecciones. El último candidato contrario a la invasión rusa de Ucrania que intentó disputarle la Presidencia fue Boris Nadezhdin y la Comisión Electoral rechazó su candidatura por no conseguir las firmas suficientes. Desde su llegada al poder hace más de 20 años, sus opositores han sido silenciados de forma sistemática: exiliados, encarcelados o muertos. Con el camino libre, la victoria de Putin para encarar su quinto mandato parece clara.

Foto: El presidente de Rusia, Vladìmir Putin (Mikhail Metzel/POOL/AFP)

Son imágenes de una redada en un local nocturno en Krasnoyarsk. Ahora lo han cerrado y diez de los propietarios están detenidos. No es raro en Rusia. No seguir las pautas culturales conservadoras puede llevar a los tribunales.

Fuera de Rusia, el espíritu de Navalni sigue muy vivo. Alemania es el país que le cuidó cuando le envenenaron y donde planeó junto a su equipo su gesto más valiente, regresar a Moscú. En Berlín, en los estudios de televisión del Bild, encontramos a Maksim Kurnikov, periodista exiliado con un programa que escuchan un millón de rusos. Se escribía con Navalni en prisión y en cada carta, recuerda, el mismo mensaje: "Cuánto puede hacer una sola persona, no un partido o una organización, cada uno de nosotros podemos hacer algo".

Para Kurnikov no son importantes las urnas, sino el día después. "¿Los periodistas europeos, los gobiernos europeos van a llamar a Putin presidente el 17 de marzo?", se pregunta.

Lanza esta pregunta en una Alemania que ya no es la del canciller Schröder abrazado a Putin o la de Merkel, que lo apostó todo al gas ruso. Hoy la relación es tan fría como muestra imagen de Scholz en el Kremlin, pero en Europa nadie habla tan claro como lo hacía Navalni. 

"Era muy peligroso para el régimen porque era y es un símbolo de esperanza. Era y es el símbolo de que Putin tiene miedo", explica Kurnikov. Y ese, asegura, es el legado que Navalni deja a todos los rusos que quieren y necesitan otro país.  

FOTO: REUTERS/Stringer