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Según informa el Instituto Geofísico, su intensidad ha sido de 6,6 grados en la Escala de Richter y, de momento, no se tienen noticias de víctimas ni de daños materiales de consideración (25/08/14)

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha viajado a Lima donde se ha reunido con los representantes de los empresarios españoles en el país. Además, en la capital de Perú, ACS y FCC han presentado el proyecto de construcción de la línea 2 del metro de la ciudad, que cuenta con una inversión aproximada de 4.000 millones de euros.

Hemos viajado a la tierra de los indígenas asháninkas de la amazonía peruana. Actualmente se calcula que hay unos 50.000, aunque aún no se ha establecido ni un censo ni un mapa para establecer cuántos son y dónde viven. Informe Semanal hizo un recorrido por las riberas del Río ENE, en el corazón de la amazonía peruana, donde están establecidas unas 33 comunidades asháninkas. Su situación es muy precaria. Olvidados por el centralismo limeño, los resguardos asháninkas sobreviven plantando yuca y plátano, y pescando lo que les da el río Ene. No ven, ni por asomo, ese progreso económico sostenido que ha tenido Perú desde el año 2000, y que ha permitido un crecimiento medio superior al 6%. El despegue económico del país se ha basado en una economía extractiva, en la exportación de gas, petróleo y minerales. Muchos de esos recursos los extraen las empresas transnacionales de los territorios indígenas. Los asháninkas sobrevivieron al virreinato español, y más tarde, a la guerra entre el Estado peruano y la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso. La Comisión de la Verdad estableció que ese conflicto provocó 6.000 muertos, 15.000 desplazados y unos 5.000 asháninkas secuestrados y cautivos en los campamentos de Sendero. Hoy hay nuevas amenazas: la actividad de las multinacionales extranjeras, empresas mineras, petroleras, o madereras, que explotan los recursos sin ningún tipo de respeto, en muchas ocasiones, por los daños medioambientales; los narcotraficantes que, coaligados con los reductos de Sendero Luminoso, recorren el río para sacar la cocaína que se produce en la zona; el propio ejército que llegó para combartir a los narcotraficantes, y que desconfía de los indígenas porque los considera aliados de Sendero y de los narcotraficantes. Ruth Buendía, la líder de los asháninkas, ha logrado frenar la construcción de una central hidroeléctrica en el río, que hubiera supuesto la inundación de varios territorios indígenas y el desplazamiento forzado de unos 10.000 asháninkas. Pero el temor sigue ahí, porque Ruth y su gente están convencidos de que el Estado peruano sigue priorizando la concesión de proyectos a empresas extranjeras, sobre la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. 

 

Perú tiene su propio refresco,la Inca Kola, que allí vende mucho más que el más conocido del mundo. Tras las inundaciones en la región de Loreto aún muchos niños contraen diarreas que pueden ser mortales. UNICEF trabaja para evitar que cada día mueran niños por esta causa repartiendo sobres de rehidratación y enseñando hábitos de higiene a la población (21/02/14).

En Perú, la guerra con Sendero Luminoso, dejó más de 70.000 muertos y desaparecidos. En los últimos días se ha encontrado una fosa común con 48 cuerpos, la mayoría mujeres y niños. El 80% de los desaparecidos todavía no han sido localizados.

En Perú trabajan dos millones de niños, muchos de ellos en las minas. Uno de los programas con más éxito de la agencia de cooperación española, en sus 25 años de historia, es su aportación para erradicar el trabajo infantil.

Con casi un mes de retraso ha comenzado en Lima el quinto juicio contra el expresidente Alberto Fujimori. Se sienta en el banquillo por malversación de fondos, por el desvío de más de 50 millones de dólares para financiar su campaña electoral. El expresidente cumple ya una condena de 25 años por corrupción y por la autorización de los escuadrones de la muerte durante su gobierno de 1990 a 2000.

Un reportaje de Vicente Romero, con imagen de Benito Iglesias, sonido de Luis Martín y realización de Vicente Medina, rodado en Perú en 1984. Entonces, la guerrilla maoísta 'Sendero Luminoso' sembraba el terror en el Perú más profundo sin que el estado supiera dar más respuestas que las medidas policiales. En 13 provincias se anularon las garantías constitucionales y los campesinos vivían inmersos en una encrucijada entre el fuego cruzado de guerrilla y ejército.