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La lista europea de contramedidas a los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propone gravar cientos de productos, desde motos, madera y bourbon hasta cereales, almendras y carnes. Algunos, además de encarecer las exportaciones estadounidenses, podrían acarrear efectos negativos para la Unión Europea.

Al sector le preocupa el arancel al grano, ya que España es el que más maíz y soja importa del Medio Oeste. Un aumento de precio sería una amenaza para la ganadería española.

La OCDE ha revisado al alza las previsiones de crecimiento de la economía española para 2025 y 2026 y es, con Turquía, el único de los grandes países miembros para el que lo ha hecho, mientras la tendencia es claramente la inversa por el efecto de la guerra comercial desencadenada por Donald Trump.

En su informe interino de Perspectivas publicado este lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) espera que, después de que ese crecimiento fuera del 3,2% en 2024 —el más alto de ese grupo, sólo igualado por Turquía— será del 2,6% en 2025, tres décimas más de lo que anticipaba en diciembre.

España es el décimo país que más acero exporta a Estados Unidos y las empresas creen que estos impuestos, previsiblemente, harán caer sus ventas. Al aplicarse ese impuesto del 25%, el acero y el aluminio español pueden perder competitividad y las empresas creen que esto podría hacer perder cuota de mercado en favor del producto local. "Una caída en las ventas al mercado americano es la primera consecuencia de esta medida", señala Raúl Mínguez, director de Estudios de la Cámara de Comercio de España.

Al ser un arancel común a todos los países que exportan a EE.UU., no se modifica el precio relativo entre competidores. No obstante, se estima que la industria española podría perder el 10% de los casi 1.100 millones de euros que factura. Con todo, como recuerda Mínguez, "las empresas que lo puedan asumir tendrán que reducir sus márgenes comerciales en el mercado norteamericano".

La guerra comercial está servida y, según los expertos, ningún país está exento de librarse. "Vivimos en un mundo totalmente globalizado y el que puedas poner aranceles a una región o a otra va a tener implicaciones en el resto", explica a TVE Joaquín Robles, Banco de Inversión Global.

Una de las primeras consecuencias se notará en los precios. Estos van a subir a nivel global justo cuando los bancos centrales han bajado los tipos de interés en numerosas ocasiones para controlarla. "Este tipo de medidas podría provocar nuevos repuntes modificando la estrategia de los bancos centrales y, sobre todo, volver a penalizar las cadenas de suministro", señala Robles.