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El G20 ha acordado establecer unos indicadores para vigilar y corregir los desequilibrios financieros entre los países que están dificultando la salida completa de la crisis. Una medida a la que se oponía China pero que defendían países como Francia o España. (19/02/11)

Malos presagios para la primera reunión del G-20 bajo la Presidencia de turno de Francia. Los ministros de Economía y Finanzas de las potencias mundiales y los países emergentes reunidos desde este viernes en París no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre qué indicadores utilizar para medir los desequilibrios globales. Y eso hace prever mayores dificultades para alcanzar compromisos sobre las soluciones de esos desequilibrios.

Ese es uno de los objetivos marcados por Nicolas Sarkozy como presidente de turno del G-20. Una especulación, según los analistas, difícil de cuantificar, y que sería la consecuencia del cambio climático, la debilidad dólar y los distintos ritmos de crecimiento mundial.

Porque aunque no se ha logrado un acuerdo sobre las divisas, sí hay al menos un compromiso de no ir a más. Pero además los países europeos que están allí, en Seúl, han llegado a otro compromiso, en este caso sobre la situación en Irlanda.

Es el principal acuerdo de los dos días de reuniones del G20 en Seúl, Corea. Se rebaja así la tensión, sobre todo entre China y los Estados Unidos, un conflicto que amenazaba el crecimiento de la economia mundial.

Tras dos días de desencuentros y maratonianas de negociaciones, el G20 ha logrado elaborar un comunicado final en la cumbre de Seúl en el que se insta a evitar las "devaluaciones competitivas" de las divisas y se marcan las grandes líneas de actuación para reducir los desequilibrios en el crecimiento mundial.