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Juan Alberto González Garrido, tenía 29 años, y era de Madrid. Ingeniero industrial llevaba años residiendo en Francia. Anoche acudía con Ángela, su mujer con la que se había casado en el mes de julio a un concierto de rock en la sala Bataclan en el distrito XI de la ciudad, donde los terroristas entraron y tomaron a los asistentes como rehenes. Ángela, pudo ver como metían a Juan Alberto en una ambulancia pero no volvió a saber de él. Pasadas las cinco de la tarde y, en una sala de desaparecidos habilitada para las familias, les comunicaban su fallecimiento.

A primera hora, reunión del Consejo de Defensa. Reforzado el nivel de alerta máxima, han acudido siete ministros, un secretario de estado, además de los jefes de los principales servicios de seguridad y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Una hora después, el Presidente Hollande comparecía, aún impresionado por lo que vio anoche.

Distrito 11 de París, nueve y media de la noche. Varios hombres armados entran, a cara descubierta, en la sala de conciertos Bataclán, donde actúa una banda de rock californiana. Casi al mismo tiempo, en el estadio de Francia se escuchaban hasta tres explosiones en los exteriores. En la terraza del restaurante Le Petit Cambodge murieron otras 12 personas, y frente a la pizzería La Casa Nostra cinco más, todas por disparos indiscriminados.