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(Entrevista de Manuel Sollo). La música como asidero y el violín como extensión de la personalidad. Este es el sustento de una obra que nos desvela el proceso de educación sentimental y artística de una mujer. La firma la violinista y escritora chilena Isabel Mellado, que la titula "Vibrato. La música y el resto en 99 compases" (Alfaguara). Divide la novela en tres tiempos, tres edades de la vida que son también de aprendizaje, madurez y creación. Conocemos a una niña que sufre la desaparición del padre, poeta y alcohólico, bajo la dictadura de Pinochet y que lleva a la locura a su único hermano; a la joven que se instala en Alemania gracias a la beca Karajan para perfeccionarse con la Orquesta Filarmónica de Berlín; a la mujer que fracasa en su matrimonio porque su auténtico amor es un instrumento. Y al fondo, la hermandad y el desarraigo y la soledad, apenas tamizadas por el compás de la orquesta. Porque este relato es también una mirada desde dentro de la construcción de un artista, sus inseguridades y sus vivencias, sus sacrificios y su afán de perfección. Al fin, una oda al sonido. De todo ello dialogamos con Mellado, que reparte su residencia entre Granada, de cuya orquesta forma parte, y Berlín.

La Guardia Civil ha concluye que Ana Julia Quezada actuó sola y mató al niño Gabriel Cruz en la finca de Rodalquilar. Según los investigadores, el cádaver permaneció enterrado semidesnudo en la finca de Rodalquilar desde que murió el 27 de febrero, como reveló la autopsia, en un "agujero" que hizo Quezada y que estuvo oculto con "tierra, cantos, piedras decorativas y unos tablones", y que no lo hallaron en inspecciones en el terreno porque nunca buscaron a un niño que estuviera muerto.

La Guardia Civil considera que Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño Gabriel, es desde el "punto de vista policial" una persona de una "frialdad máxima" que mantiene una "falta de empatía hacia otras personas" y "egocéntrica". Así la ha definido el comandante de la Unidad Central Operativa (UCO), Jesús Reina, quien junto al teniente coronel Jefe Accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, José Hernández Mosquera, ha informado esta mañana sobre la investigación de la Operación Nemo.

Los investigadores de la Guardia Civil al frente de la búsqueda del niño Gabriel Cruz han resumido los errores que cometió la asesina confesa, Ana Julia Quezada, y que condujeron a su detención.

"Acumulamos un cúmulo de incongruencias, movimientos extraños (...) como por ejemplo que apareciera la camiseta, las condiciones en que aparece, en una zona en la que ya se había buscado, la camiseta está seca y ella fue quien propuso buscar ahí (...) continuas mentiras (...) pérdidas de terminales telefónicos, contradicciones continuas, incluso movimientos muy extraños que no concuerdan con lo que le dice a la familia que va a hacer".

"Queríamos que cometiera el último error (...) y finalmente lo hizo la mañana del domingo cuando se vio un poco liberada", han explicado.

"La pena - ha añadido el mando - es que queríamos que nos llevar a una habitación donde estuviese gabriel y nos llevó al sitio donde estaba [el cadáver]".

Los mandos de la Guardia Civil que han explicado este jueves los pormenores de la operación de búsqueda del niño Gabriel Cruz han descrito a la detenida, Ana Julia Quezada, "desde un punto de vista policial", como "una persona con una frialdad máxima, con falta de preocupación sobre otras personas, posesiva, egocéntrica, y a la que circunstancias que le son negativas provocan ansiedad muy grande", además de "bastante manipuladora".

Los padres de Gabriel Cruz han denunciado el tratamiento por parte de algunos medios de comunicación de las informaciones sobre el caso al haber publicado "titulares que no fueron ciertos" y “la interferencia” que han provocado “en ocasiones” en la investigación, cuando la autora confesa del crimen, Ana Julia Quezada, salía a desplazarse y era seguida por los medios en los días previos a su detención.