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El sacerdote, periodista y hostelero Luis de Lezama narra en "El capitán del Arriluze" (Plaza & Janés), su tercera novela, la trágica historia de su abuelo materno Policarpo Barañano en la Guerra Civil. Este hombre, nacionalista vasco, cristiano y leal a la República, cumplió su sueño de capitanear su propio mercante, el Arriluze. Su primer viaje, entre Valencia y Bilbao, con una misteriosa carga oficial, le llevará ante un pelotón de fusilamiento de los militares sublevados en El Ferrol. Luis de Lezama ha reconstruido durante años la peripecia de Poli como ejemplo de fidelidad y compromiso con su propia palabra y con la legalidad democrática. También reconstruye el momento histórico en ciudades como Bilbao, Madrid, Barcelona o Tánger, y el papel de personajes como Juan March, García Rendueles o Margarita Xirgu. "Más que una novela es toda una confidencia que te entrego", y aquí nos lo cuenta.

Ha sido uno de los diplomáticos españoles más relevantes de las últimas cuatro décadas y ahora, al modo anglosajón, lo cuenta. Jorge Dezcallar ha reunido sus "recuerdos selectivos" en "Valió la pena. Una vida entre diplomáticos y espías" (Península), donde alterna amenas curiosidades con análisis de las relaciones exteriores y momentos de extrema delicadeza, tensión y dureza. Ha trabajado con seis presidentes democráticos. En 2001, José María Aznar lo saca de la embajada de Marruecos para convertirlo en el primer civil que dirigía el Centro Nacional de Inteligencia. Allí vivió y sufrió los atentados del 11-S contra las Torres Gemelas, la guerra de Irak, el asesinato de siete agentes del CNI en Bagdad y los terribles ataques islamistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que rememora con revelaciones sobre cómo el Gobierno manipuló y ninguneó a los servicios secretos y favoreció su tesis sobre la autoría etarra. Todavía fue embajador en el Vaticano y Estados Unidos. Ya jubilado, el hombre que conoció a papas y presidentes dice que Mandela es el líder que más le ha impresionado. En este diálogo, Dezcallar comparte una experiencia apasionante.