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'El profesor de persa': una gran película y un emotivo monumento a las víctimas del Holocausto

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'El profesor de persa', con Nahuel Pérez Biscayart, Lars Eidinger
Nahuel Pérez Biscayart y Lars Eidinger en 'El profesor de persa'

Cuando El profesor de persa se estrenó en el Festival de Berlín el público se puso en pie y estuvo aplaudiendo durante 15 minutos. Ahí comenzó su viaje por diferentes festivales, acumulando premios, seguidores y buenas críticas. La película estaba aupada por el aplauso unánime y tenía un aura de cine de compromiso y calidad, y esto hizo que el equipo soñara con los Globos de Oro y el Oscar. Otra de sus bazas era el director, el ucraniano Vadim Perelman, conocido y alabado por su primera película Casa de niebla y arena, protagonizada por Ben Kingsley y Jennifer Connelly y nominada a tres premios Oscar. Entre las dos películas pasaron 17 años y la expectación por ver lo nuevo de Perelman era enorme.

Una historia de supervivencia

Su película (una coproducción entre Rusia, Alemania y Bielorrusia) nos lleva a la Francia de 1942, durante la ocupación alemana. Los nazis reclutan judíos para llevarlos a los campos de concentración. Gilles es uno de ellos y al cambiar su bocadillo por un libro en farsi, logra cambiar su trágico destino. De pronto se convierte en el protegido del capitán Klaus Koch, a quien da clases de persa sin tener nociones del idioma. Lo hace inventándose palabras, construyendo una nueva lengua basada en los nombres propios de los prisioneros del campo de concentración.

Ese nuevo lenguaje y la película son, para el director, un homenaje y un monumento a las víctimas del Holocausto. Pero hay más, El profesor de persa habla del instinto de supervivencia y de la esencia del ser humano, capaz de amar y perdonar, pero también capaz de odiar y matar.

El profesor de persa, en RTVE Play

Nahuel Pérez Biscayart es Gilles (y Reza) en 'El profesor persa'

Una recreación histórica realista

Tanto el director como el equipo de producción quisieron hacer una película muy realista y lograron esa veracidad con un impecable diseño artístico y una exhaustiva labor de investigación para conocer el funcionamiento de los llamados campos de tránsito. Para recrear el campo de concentración se inspiraron en el de Natzweiler Struthof, situado entre Alemania y Francia y Alemania, y también en el de Buchenwald, uno de los primeros y más grandes, que estuvo en Ettersberg, cerca de Weimar. El rodaje fue en Bielorrusia, en Bobruisk y en las instalaciones del estudio Belarusfilm, y fue complicado por las bajas temperaturas, a veces en valores negativos.

Nahuel Pérez Biscayart protagoniza 'El profesor de persa'

El actor Nahuel Pérez Biscayart es Gilles en 'El profesor de persa'

Una torre de Babel

El guion de la película se escribió en ruso, pero luego se tradujo al inglés, alemán, italiano, francés y al farsi, tanto al real como al falso. En la película escuchamos alemán, pero también francés y el 'falso' farsi. La fotografía de Vladislav Opelyantso, elegante y dura a la vez, y la música de Evgueni y Sacha Galperine envuelven la historia y subrayan su mensaje.

El proyecto fue desde el principio como una torre de Babel, dada la mezcla de idiomas que se mezclaban entre todos los miembros del equipo, además del guion. El director no habla alemán, ni tampoco el actor protagonista, el argentino Nahuel Pérez Biscayart. Lo gracioso fue que le dio clases de alemán Lars Eidinger, el actor que interpreta al nazi.

Y estaba el desafío del falso persa, o farsi, que en realidad era un invento de un lingüista ruso de la Universidad Estatal de Moscú, quien creó una especie de diccionario con 600 palabras y su propia gramática. Es curioso el nombre que adopta Gilles: Reza Joon. Reza es un nombre, pero Joon no es un apellido, es una palabra que en persa significa querido. Gilles se bautiza como Querido Reza.

Nahuel Pérez Biscayart protagoniza 'El profesor de persa'

El actor argentino Nahuel Pérez Biscayart en 'El profesor de persa'

La Academia de Hollywood les cerró las puertas

El profesor de persa tiene similitudes con El hijo de Saúl y La lista de Schindler. "Me arriesgué mucho al humanizar al personaje nazi, al darle la capacidad de ser humano. En ese lenguaje inventado podía hablar de su madre, sus miedos y su hermano. De sus sueños. De lo contrario, era sólo un nazi y humanizarlo amplifica los horrores de lo que hicieron", decía el director.

Arrasó por los festivales por los que pasó, desde Valladolid y Sevilla -ganó el Gran Premio del Público- hasta China. Curiosamente, Rusia la presentó para los Globos de Oro y Bielorrusia la presentó como candidata a los Premios Oscar. Pero no fue posible: la Academia la descalificó porque la mayor parte del equipo no eran de Bielorrusia.