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"Sorolla no era un pintor feminista, no tenía esa preocupación. Solo le importaba su familia y la pintura"

  • Hablamos con Lorena Delgado Bellón, que comisarió la exposición Sorolla, femenino plural en 2021
  • El sábado 5 de agosto a las 18 horas estrenamos el documental sonoro Sorolla. La luz en el tiempo en RNE

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La cantante Raquel Meller posa, sobre un fonto blanco con un vestido blanco y una gran pamela
Retrato de la cantante Raquel Meller (1918)

La mujer era uno de los grandes protagonistas en la pintura de Joaquín Sorolla. Resultó ser un elemento tan inspirador como la propia naturaleza. Tras un siglo XIX en el que había reinado la misoginia, llega a Inglaterra un feminismo que había surgido con un movimiento sufragista que defendía los derechos de la mujer.

Sin embargo, según explica la conservadora de museos Lorena Delgado, “no era un pintor feminista, no tenía esa preocupación. Solo le importaba su familia y la pintura”. Delgado comisarió junto a Consuelo Luca de Tena la exposición Sorolla femenino plural organizada por el Museo Sorolla en 2021, la primera que analiza a Sorolla desde una perspectiva de género.

Máster RNE - Lorena Delgado sobre Joaquín Sorolla - Escuchar ahora

A pesar de no ser un artista reivindicativo de los derechos de las mujeres, proporcionó a sus hijas una educación progresista dentro de la Institución Libre de Enseñanza, que promovía la libertad y la igualdad. “Se preocupaba mucho por el desarrollo de sus hijas”, apunta Delgado. “Tenían vocación artística, su hija María fue pintora y Elena fue una gran escultora”.

Pero no hay en Joaquín Sorolla una crítica social más allá de sus inicios durante su etapa de realismo social. “Él simplemente pinta la realidad: recibe una imagen de la mujer que plasma en sus cuadros. Generando así una correspondencia entre las mujeres reales y las que plasma en la pintura”, añade la experta.

Madres y trabajadoras

La persona que Sorolla pinta más veces a lo largo de su vida es Clotilde García: su musa y su amor durante toda la vida. Gracias a la correspondencia que se conserva, conocemos cómo era la relación de Sorolla con su mujer. Clotilde le dijo en una ocasión que sentía celos de la pintura, a la que consideraba "su única rival".

Sorolla también pintará la maternidad en varias de sus obras. En Madre pinta a Clotilde junto a su hija Elena justo después del momento del parto. Tardó cinco años en encontrar el encuadre perfecto con el que capta esa mirada de la madre a su hija recién nacida. En esta imagen interactiva se puede comparar el primer apunte, de 1895, y la obra final, fechada en 1900.

El mar también será, una vez más, uno de los escenarios donde pintó a diversas mujeres. En sus cuadros, ya alejado de la crítica social, pinta a trabajadoras como las pescadoras. Sin embargo, ellas no salían a pescar —labor de la que se ocupaban los hombres— se encargaban de recoger con cestas el pescado, de venderlo en el mercado y de remendar las redes. Según Delgado, “él las representa como mujeres poderosas, soberbias en el buen sentido, robustas y con una fuerza impresionante” en paisajes llenos de luz, mar y viento. También representó a la figura femenina con trabajadoras de la pasa: el primer trabajo industrial para las mujeres en España.

Es un retrato sin acabar, al fondo se ve un jardín desdibujado. Al frente una mujer mira hacia su derecha, con un brazo levantado. Lleva una camisa blanca y una blusa amarilla.

Retrato de la Señora de Pérez Ayala (1920) Joaquín Sorolla / Museo Sorolla

Mujeres modernas e independientes

Pero no solo pintó a empleadas, también a burguesas y a mujeres independientes como la actriz María Guerrero o la cantante Raquel Meller. El retrato inacabado que Sorolla pinta cuando sufre el derrame cerebral que le acaba apartando de los pinceles está catalogado como Retrato de la Señora de Pérez Ayala. Su nombre era Mabel Rick, una gran cantante que, años después, formaría parte del Lyceum Club Femenino junto a las hijas del pintor y otras mujeres progresistas como Victoria Kent o Clara Campoamor.