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Día de cine para DDC

De repente tienes 30 años y queda tanto por hacer

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Días de cine cumple 30 años

Este año recuerdo mucho esta frase que dijo John Lennon precisamente cuando cumplió 30 años, echando por tierra el mito del rebelde sin causa en el rock que muere joven, ejemplificado en aquellos hermosos cadáveres de 27 años: Jim Morrison, Janis Joplin y Jimi Hendrix. De modo que como me gusta la frase me la apropio para el sentir de este 30 aniversario de Días de Cine, y le añado otra frase de una canción (grow old with me) de John Lennon "lo mejor está por llegar".

Pero mientras llega todo eso echemos la vista atrás, porque 30 años dan para mucho. He de decir que cuando nació Días de Cine yo estaba en excedencia de RTVE, aunque conocía bien a todo el equipo que lo fundó. César Abeitua en la dirección, acompañado de su muy querido amigo Carlos Amann (con quienes compartí muchos montajes y posteriormente planta y risas en Torrespaña), Samuel Martín Mateos (a quien conocí el mismo día en que entre como montador en informativos, el 1 de octubre de 1982) en la realización, y un puñado de locos en la redacción.

La cosa fue idea de Ramón Colom, con quién yo cuando entré en televisión compartia pasión por grabar compulsivamente películas y más películas de las emisiones de TVE. Lo mismo que con Jesús Ortiz, entonces realizador en Informe Semanal, con quién iba a comprar cintas (betamax) por docenas para grabar dichas películas.

Todo empezó como un programa sin presentador

Y de media hora, que luego fue presentado por Aitana Sánchez Gijón, incluso cuando Antonio Gasset llego a la dirección del programa. El cómo Antonio Gasset, con quién yo había trabajado mucho en Informe Semanal, llegó a presentar Días de Cine es toda una historia, pues cuenta la leyenda que él no quería y que fue Jesús Ortiz quién le obligó a presentarse voluntario tras convencer a Ramón Colom, quién pensaba que aquel niño travieso que era Gasset podía dar algún disgusto día sí y día también delante de la cámara. Hablar de Gasset ahora en pasado es doloroso por su reciente fallecimiento, pero Gasset es absolutamente una leyenda, y como en todas las leyendas se mezclan mitos y verdades. Pero estas, las verdades, haberlas haylas.

Cuando yo volví a Televisión Española el programa llevaba ya casi 4 años en antena. Durante los dos o tres años siguientes yo seguí como el montador de vídeo que era, además de Pepito Grillo cinefilo, y montaba mucho con los redactores del programa, haciendo, creo, una doble labor: la de montador propiamente dicho, y una especie de IMDb real en tiempos en los que la consulta en Internet ni estaba ni se la esperaba. Cosas de una memoria mía que a veces hasta me asusta, y que sin duda ha hecho que mucha gente me tenga por más inteligente de lo que soy realmente.

El cine como destino

La historia se escribe sola, o eso nos parece con el paso del tiempo. Cuando se creó el Canal 24 horas, y tras una serie de carambolas que aún hoy me asombran, dejé mi puesto de montador que siempre pensé que sería transitorio, para convertirme en todo un redactor. Recuerdo que nada más entrar en aquel Canal con el que nos comprometimos a estar un mínimo de 2 años, Jesús Ortiz, ya productor ejecutivo de Días de Cine, me dijo: “no sé qué haces que no estás en Días de Cine”.

Con el tiempo he pensado mucho en aquello, pero el caso es que yo preferí seguir en el Canal 24 Horas, donde hice en 10 años más de 1000 reportajes, y a su vez colaborar en Días de Cine, al principio en forma de reportajes especiales sobre grandes cineastas por sus centenarios, Max Ophuls, David Lean, Roberto Rossellini. .. y en un momento dado, como el loco visionario que a veces creo que soy, le propuse a Jesús Ortiz hacer un programa que se llamase “zona cero” (por las zonas del DVD), antes de las Torres Gemelas claro, en 1999, que sería sobre películas en DVD. Todavía tengo el proyecto que hice de aquel hipotético programa por ahí en un archivo Word.

Días de Cine - Gerardo Sánchez nos habla del programa y de cómo vive estas semanas el equipo

Recuerdo que tanto Jesús Ortiz como otros superiores suyos me dijeron que aquello no tenía ningún futuro y que era muy comercial, pero apenas un año después me pidieron que hiciese una sección semanal para Días de Cine. Y así empezó una loca aventura que en principio servía para reseñar los lanzamientos de películas en aquel formato que llegó a convertirse en la fuente de ingresos más grande de la industria, y que acabó convirtiéndose en el colchón que completaba el minutado del programa cada semana. O sea, habitualmente tenía dedicado 5 minutos en el minutado, pero según iba pasando la semana me pedían que hiciese más tiempo para completar. Los 10 -12 minutos se convirtieron entonces en habituales e incluso llegue a facturar 18 minutos en alguna ocasión. Una auténtica locura, pero me consta que los datos de audiencia avalaban la loca permisividad de Jesús Ortiz y Antonio Gasset.

Otras etapas

Llegó un momento en el que, tras la marcha de Raúl Alda temporal para dirigir Paraísos Cercanos, me ofrecieron ser subdirector de Días de Cine, pero yo pensé que seguía estando bien con un pie en cada mundo. Y posteriormente llegaron incluso a ofrecerme dirigir Cartelera, el programa de cine que en principio podría considerarse más generalista y que con el tiempo, y tras lo que yo considero una serie de catastróficas decisiones sobre él, acabo desapareciendo. Recuerdo bien cuando Jesús Ortiz me ofreció dirigir Cartelera. Decliné amablemente la invitación porque consideraba que había dos personas en la Subdirección que se merecían la oportunidad de dirigirlo, pero también recuerdo que le dije que si me ofreciese dirigir Días de Cine no lo dudaría. Por supuesto aquello lo dije en modo retórico, porque nadie pensaba en aquel momento que Antonio Gasset dejase de dirigir el programa algún día.

Recuerdo de aquellos tiempos, en los que yo era satélite del programa o Estado Libre Asociado, el espíritu de la redacción y el afán enciclopedista de los reportajes. Al talento inmenso de muchos de los componentes del equipo se unía una escasez de medios sorprendente y la necesidad de completar un minutado. De ahí que aquellos reportajes enciclopedicos tan largos que repetían una y otra vez un mismo patrón. Soy consciente de que buena parte de aquellos reportajes son incontestables y crearon un estilo, y forman parte del imaginario colectivo de los seguidores de Días de Cine, pero nacieron en ese formato por esos motivos que indico.

No me gusta personalizar pero, aunque ya lo he dicho estos días pasados a raíz de su fallecimiento, debo manifestar que mi trato con Antonio Gasset fue siempre exquisito, muy divertido y cómplice y yo había estado con él en dos festivales, San Sebastián y Cannes, (la de risas que echamos…). Además habíamos trabajado muchas veces juntos en Informe Semanal, el de redactor y yo montando, O sea, el escribía un texto maravilloso y yo hacía todo lo demás. Lo de reírnos lo hacíamos juntos claro está.

Y llego un momento en el que nadie había pensado y fue cuando Gasset se vio obligado a su pesar a acogerse a un ERE que yo siempre he considerado vergonzoso. Lo piensa mucha más gente, lo que pasa que no se atrevieron a decirlo en su momento cosa que yo sí hice. Fueron aquellos tiempos tambien en los que ciertamente alguna parte de la industria estaba descontenta de algunos comentarios sarcásticos de Antonio Gasset respecto de algunas películas españolas. Y además a Javier Pons, por entonces director de TVE, no se le ocurrió otra cosa que ofrecerle a Gasset insistentemente ser una estrella de TVE, empezando por participar en Mira quién baila. Nadie que hubiese conocido mínimamente a Antonio Gasset hubiese jamás ofrecido semejante despropósito para ponerle en bandeja una respuesta tan irónica como cierta: “soy cojo”. El caso es que Antonio Gasset dejó TVE muy a su pesar. Hubo entonces quien quiso matar al Gigante, pero no nos engañemos, porque actores secundarios Bob los ha habido toda la vida.

Y fue entonces cuando Raúl Alda pasó a la dirección del programa y yo entré como director adjunto. Aquello duro un año y a mí no me hizo mucha gracia que me ofreciesen la dirección apenas un año después, pues tengo en alta estima a Raúl Alda, pero me temo que no pude decir que no, o al menos eso es lo que quiero creer. Aquello coincidió con el cierre definitivo del programa Cartelera, que había sufrido en los últimos meses apariciones y desapariciones como los Ojos del Guadiana, de modo que La redacción de Cartelera pasó a ser parte de Días de Cine. Recuerdo mis conversaciones previas a todo aquello con Luz Aldama, en las que se me llegó a proponer que el programa cambiase de nombre. He de decir que yo dije que no porque el nombre me parecía muy potente y ahí quedó la cosa.

Eran aquellos tiempos extraños. Pienso que aún tratábamos de tener llegar a tener una entidad propia tras la marcha de Gasset, aunque a veces se me pedían cosas imposibles desde la cadena, tales como hacer un programa de cine tipo El Hormiguero. Lo curioso con Días de Cine es que, como todo el mundo cree que sabe de cine simplemente porque le gusta el cine, todo el mundo se cree con derecho a opinar. ¿Alguien ha oído decir alguna vez a otra persona que le encanta la física cuántica? No, ¿verdad? Pues si hay gente que manifiesta abiertamente que el programa tendría que ser mucho más comercial y asequible para un gran público, otros que piensan absolutamente lo contrario. Y por ahí en medio está lo que yo pienso que es lo que se ve cada semana en el programa. Peo si diré que una vez me preguntaron quien era ese tal “Dreyer” y otra tuve que decir que si Días de Cine no podía dedicarle a Kurosawa por su centenario el tiempo que a mi me parecía que se merecía, entonces apaga y vamonos.

También fueron aquellos tiempos en los que el programa iba a las 10 de la noche en prime time, presentdo por Cayetana Guillén Cuervo, con unos más que meritorios resultados de audiencia. Hasta 1.300.000 de espectadores vieron el reportaje de Días de Cine para honrar la memoria de José Luis López Vázquez cuándo murió. Y excelentes índices de audiencia tuvieron otros muchos reportajes de aquellos tiempos. Pero un escaparate en Serrano, que es el horario en prime time, es muy cotizado, y pronto nos desplazaron a las 23 horas. Y aún en esa franja horaria recuerdo reportajes míticos con unos excelentes índices de audiencia, como aquel que dedicamos a Hanna Barbera con Javier Mariscal de hilo conductor, que abrió el programa, a pesar de la opinión en contra del por entonces productor ejecutivo, que pensaba que era una locura. El caso es que lo vieron más de 700.000 personas. Dicho lo cual, yo siempre escucho las opiniones de los demás, pero las decisiones las tomo yo. Y si me equivoco o acierto es mi responsabilidad.

La sombra de Antonio Gasset, su legado

Siempre he pensado que la sombra de Antonio Gasset ha sido y es muy alargada para Días de Dine a pesar de que también creo hemos sabido sortearla con éxito ya durante más de 14 años, dando protagonismo a los contenidos fundamentalmente, pero también creo que ha sido una losa demasiado pesada para quienes después de él lo han presentado. El hecho de que ahora la fórmula sea esa que llamamos Padrinos y Madrinas obedece también a una serie de carambolas y a mí empecinamiento. Pero esa es otra historia.

Debo decir para aquellos que estén leyendo estas reflexiones que hago casi de tiron, que muchas veces se cree infantilmente que un programa de televisión se hace solo y que solo participa y es mérito suyo, aquella persona que pone la cara en imagen delante de la cámara, y no hay nada más lejos de la realidad. A lo largo de 30 años Días de Cine lo han hecho muchas personas, y yo doy un brazo y lo que haga falta por el equipo que hay actualmente, en buena medida estable desde hace bastante tiempo, aunque con alguna incorporación reciente.

En estos años hubo quien vino, y hubo quien se marchó, pero si alguien estuvo y se fue, seguramente es porque es lo que tenía que pasar. Días de Cine es un programa que parece fuera de su tiempo, lo se. Cultivamos la reflexión y en análisis más allá de la superficie. Miramos a donde nadie más mira y le dedicamos tiempo a cosas que a la televisión en general ni le preocupan. Y hablamos tanto de James Bond como de Jonas Mekas. Y lo hacemos siempre con pasión, porque, como Gasset, hacemos nuestras las palabras de Andre Bazin con las que se abriá “Le mepris”, de Jean Luc Godard: “El cine sustituye nuestra mirada por un mundo mucho más acorde a nuestros deseos”

Y como me encanta robar a otros que han sido más inteligentes y talentosos que yo, hoy y siempre hago mías las palabras de Arthur Freed, el mítico productor de MGM, cuando recibió un Oscar por “Gigi”: “Si tengo algún talento es precisamente haber sabido rodearme de gentes de gran talento”. Poco más puedo decir de mis 13 años al frente del programa, salvo que ha sido muy divertido. Por recordar algo, recuerdo muy especialmente los programas hechos durante el confinamiento, y muy especialmente los 4 primeros, hechos de una forma increíble (pero cierta).

Es un honor absoluto formar parte de este equipo y ser casi ya el último programa de una especie, espero que no a extinguir. Prefiero que la reflexión sobre estos años en los que he sido director la hagan otros. Yo, como decían con ironía en la película ”Nickelodeon” “solo lo dirijo”.