Enlaces accesibilidad

Los lesivos ruidos negros

  • Analizamos qué son este tipo de ruidos, dónde están y cómo podemos combatirlos
  • Contamos con el testimonio de David Baeza Moyano, experto en fotobiología, de la Universidad San Pablo CEU

Por
InquietaMENTE - Ruidos negros lesivos - 01/06/21

Fatiga, ansiedad, alteraciones del sueño y perjuicios neurológicos son algunas de las consecuencias en nuestro organismo de las vibraciones de ondas infrasónicas, vibraciones no audibles, los llamados ruidos negros. Como explica David Baeza Moyano, experto en fotobiología, de la Universidad San Pablo CEU, “la frecuencia de las ondas infrasónicas coincide con la frecuencia de resonancia biológica de los órganos internos humanos, lo que implica que pueden hacer que las células de estos órganos oscilen. Esta vibración podría tener como consecuencia un incremento de temperatura no deseado que nuestro organismo considerará como lesivo”.

A veces el ruido negro provoca la necesidad de alejamiento del lugar en el que estamos recibiendo esta energía no deseada. Pero en la mayoría de ocasiones pasa desapercibida. “El principal problema es que mientras el sonido audible por encima 80 decibelios es molesto y si supera los 120 decibelios produce dolor, en el caso de ondas infrasónicas se pueden absorber sin percibir ni notar y se provocarán efectos nocivos que no asociamos directamente”, explica David Baeza.

Los ruidos negros o frecuencias acústicas menores a 20 herzios las percibimos como chasquidos o zumbidos. Están en nuestro entorno las producen refrigeradores, equipos de ventilación y otros electrodomésticos, también la vibración por paso camiones o autobuses, el giro de los molinos de viento… Según los investigadores “el peligro está en que interfieren con las frecuencias de resonancia de nuestros órganos internos, corazón, pulmones y también neuronas. La frecuencia de resonancia al ser absorbida da lugar a una vibración u oscilación y esto tiene consecuencias que no vemos directamente como si tuviéramos un golpe o una sensación térmica. Todos hemos visto cuando una soprano emite una determinada frecuencia y rompe un cristal”.

A las investigaciones sobre el exceso ruido y su correlación con los múltiples perjuicios a la salud humana, se suman ahora nuevos hallazgos sobre aquellos ruidos que no percibimos y también nos dañan especialmente si se prolongan en el tiempo. Confirma Baeza que “estudios científicos dicen que se altera el patrón sueño y por encima de 90 DB se pueden producir mareos, desorientación ilusiones, vértigo pánico y afectar al comportamiento. En un estudio muy reciente se afirma que tras exponer las neuronas del hipocampo a infrasonidos de la frecuencia de 16 hz a 130db durante una hora se observa degeneración axonal, precedente de la muerte celular neuronal y en 4 horas los axones habían degenerado”.

Los ruidos negros son los responsables también de percepciones engañosas “en ocasiones, se pueden producir infrasonidos con el paso del aire en pasadizos, castillos, ruinas…siendo frecuencias resonantes con el globo ocular humano que hace que el nervio óptico envíe señales al cortex que no se corresponden con una imagen real, y da lugar a ver sombras o la sensación de ver fantasmas. Estas frecuencias también acompañan al trueno y resuenan con el pecho y son muchas veces las que ocasionan el sobrecogimiento y el miedo”.

De momento las recomendaciones ante las frecuencias infrasónicas pasan por la evitación y alejamiento una vez estén identificadas las fuentes. Atenuar la vibración es muy recomendable en las habitaciones y horas de descanso. Con este objetivo David Baeza y su compañero Roberto Alonso de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, han elaborado unas propuestas, publicadas por la revista británica Journal of Occupational Safety and Ergonomics, para las condiciones de habitabilidad en la construcción de viviendas y edificios, alertando de los efectos negativos en la salud humana de los infrasonidos.