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¿Cómo nos comunicaremos en el futuro?

  • Nuestras sociedades evolucionan mucho más rápido que nuestros cuerpos, ¿cómo nos relacionaremos dentro de cien años?
  • No te pierdas Whaat!?, el programa de divulgación científica presentado por Javier Santaolalla y La Gata de Schrödinger
  • Ya está disponible el capítulo 2, "Evolución"

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¿Cómo nos comunicaremos en el futuro?

La globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural que provoca que la comunicación entre los países sea inevitable y cada vez más frecuente. La llegada de internet ha supuesto una revolución en la forma en la que los humanos nos relacionamos. Pero ¿hablaremos una lengua única en el futuro? ¿Qué sabemos sobre el origen del lenguaje? ¿Hacia dónde vamos? [Mira el capítulo anterior aquí: "Amor y sexo"].

Origen

Sobre el origen del lenguaje existen varias teorías, algunas muy divergentes. Desde el punto de vista evolutivo, unos apuestan por una evolución gradual, lenta y con cambios que aportarían mejoras adaptativas. Otros científicos creen que pudo haber un salto más grande al empezar a manejar herramientas en la prehistoria.

Está claro que el origen del lenguaje fue un proceso muy complejo y que, para tener éxito, nuestro lenguaje, único en todo el reino animal, necesita la coordinación de rasgos anatómicos, psicobiológicos y sociales. En concreto, para que fuera posible el lenguaje era necesario: un medio emisor y otro receptor de esos sonidos; capacidad neurológica y cognitiva; y un sistema sociocultural mantenido en el tiempo, que facilite la comunicación, incentive su creación y conservación a lo largo de las generaciones.

La curiosa hipótesis de cotilleo, popularizada por el bestseller de Harari, sugiere que en la batalla evolutiva fue crucial el uso de un tipo de comunicación que transmitía quién era el más apto para ciertas tareas: quién era de fiar, quién traía más comida, quién era más fuerte, quién estaba enfermo, dónde había animales, etc. De este modo, el grupo podía intercambiar referencias y transmitir sabiduría.

Lo cierto es que la teoría del cotilleo es una propuesta del antropólogo y psicólogo evolucionista Robin Dunbar como parte de su hipótesis del acicalamiento-chismorreo. En ella, sostiene que el lenguaje fue una necesidad producto de tener que manejar información importante para el grupo. Según esta hipótesis el chismorreo fue fundamental para la evolución de nuestros antepasados. Sin embargo, es importante destacar que se trata de una hipótesis explicativa, no está demostrado.

Futuro del lenguaje

Las lenguas, al igual que los animales, están sometidas a un proceso de evolución. En este caso, se trata de una evolución cultural. Todos los estudios indican que la tendencia general a futuro es la desaparición de las lenguas minoritarias, por proceso de aculturación y como efecto de un mundo globalizado y tecnológicamente conectado.

Todo parece indicar que muy pocas lenguas tendrán la capacidad de competir hegemónicamente. Es posible que el español, como lengua de uso creciente en todo el mundo, termine conviviendo con el inglés y el chino. Los experimentos como el esperanto y otras lenguas artificiales no parecen tener visos de éxito en una escala global, precisamente porque al ser planificadas no poseen la riqueza y la espontaneidad de construcción de las naturales.

¿Cómo será la comunicación del futuro?

Tal y como Darwin apuntaba, somos la única especie que se ha hecho a sí misma. Nuestras sociedades evolucionan mucho más rápido que nuestros cuerpos. Hace más de 5.000 años aprendimos a escribir y, en unos pocos milenios, hemos descubierto cómo transformar el mundo de un modo radical. Empezamos a dominar la naturaleza y creamos grandes estructuras humanas, como son las ciudades. La superpoblación del planeta crece sin parar y ahora nos preguntamos hacia dónde vamos.

Las estructuras sociales han sido muy variadas a lo largo de la historia. Desde grandes comunidades de enormes poblaciones con ciudades de millones de habitantes hasta pequeños grupos tribales de cazadores recolectores de treinta o cuarenta miembros, hemos conquistado todos los continentes, sobrevivido a climas y condiciones extremas y estructurado nuestra organización familiar de modos ricos y diversos.

A pesar de ello, las hipótesis más atrevidas nos hablan de modelos de familia centrados en el individuo y no en el grupo, aunque todos hiperconectados entre sí. En ese modelo, la protección y servicios básicos podría ser delegados poco a poco en robots, la educación infantil en la inteligencia artificial y la reproducción controlada por organismos internacionales, que busquen contener la superpoblación mediante gobiernos mundiales y centralizados.

Por eso, el envejecimiento de la población como efecto del alargamiento de la esperanza de vida, sumado a la cada vez menor natalidad de países desarrollados, hará que cada vez haya más personas solas y cuyas condiciones sanitarias, físicas, psicológicas, podrían delegarse en sistemas automatizados o robots.

Además, el concepto de distancia, física y emocional, podría cambiar radicalmente. La realidad virtual y la técnica de hologramas podrían hacer que las familias no necesiten estar físicamente juntas. ¿Y si en el futuro podemos elegir qué recordamos de nuestros seres queridos después de fallecidos?

Por otro lado, se calcula que habrá 1.000 millones de habitantes más en los próximos 15 años y que llegaremos a ser 11.200 millones en el año 2100, año en el que más del 80 % de la población vivirá en África o Asia. ¿Cabría la posibilidad de tener "hijos virtuales" y crear con ellos un vínculo emocional que no tenga impacto en la superpoblación?

Neuralink

Quizá este sea uno de los proyectos más ambiciosos de Elon Musk. Se trata de una start-up que pretende crear el futuro de las interfaces cerebrales construyendo dispositivos que amplíen nuestras capacidades como humanos.

A través de la estimulación de electrodos, Neuralink sería capaz de crear patrones de actividad que provoquen una sensación deseada, por ejemplo, la sensación de tener un objeto en la mano o una imagen visual, así como reducir o eliminar los patrones patológicos de actividad que se producen en los trastornos neurológicos, como la reducción de los déficits de movimiento de las personas con Parkinson.

Además, la compañía quiere implantar este tipo de dispositivo en el cerebro para ayudar a curar enfermedades como el alzhéimer y permitir que personas con enfermedades neurológicas puedan controlar con su mente teléfonos móviles y ordenadores.

Open AI

Cada vez son más los que temen que la inteligencia artificial avance hasta el punto de ser imparable, pudiendo suponer la extinción de la especie humana. El objetivo Open AI es impedir que todo eso ocurra. Se trata de un laboratorio de investigación que tiene como misión el desarrollo de la inteligencia artificial en beneficio de toda la comunidad.

De hecho, Open AI es una organización sin ánimo de lucro fundada por Elon Musk, cofundador de PayPal o Tesla; Sam Atman; Peter Thiel, cofundador de Paypal; y Reid Hoffman, cofundador de Linkedin. ¿Es realmente la inteligencia artificial una amenaza para la humanidad?