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PSICOLOGÍA

'Violet y Finch': ¿por qué somos adictos al drama?

  • ¿Por qué nos empeñamos en ver tanta peli triste? ¿Cuánto nos gusta un drama?
  • ¿Reflejan nuestro estado de ánimo?
  • Buscamos explicaciones en esta charla con Inés Bárcenas, psicóloga y profesora en UFV

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Violet y Finch
Violet y Finch

Abril fue el mes en el que Netflix registró una mayor búsqueda de películas tristes, entre ellas, la ganadora absoluta fue Violet y Finch. ¿Por qué ocurre esto? ¿Es casualidad o no? ¿Nos va el sufrimiento? En este reportaje intentamos descubrir por qué buscamos drama cuando todo a nuestro alrededor se hunde.

Por 13 razones, Esta mierda me supera, Bajo la misma estrella, A silence voice, La tumba de las luciérnagas, Un paseo para recordar, My Mad Fat Diary, Merlí, Normal People o incluso Élite, son solo algunas de las ficciones que nos hemos tragado y que nos han hecho acabar con las existencias de Cleenex e incluso con las de papel higiénico, tan preciado este año.

A simple vista Violet y Finch puede parecer una de las tantas películas adolescentes a las que Netflix, y otras plataformas, nos tienen acostumbrados últimamente. La típica historia de la chica problemática, rara o margi del instituto. Un poco de bullying por aquí, un chico popular en el papel de rescatador por allá y ya está el drama que seguro nos hará llorar montado. Pero esta vez no es así.

Violet y Finch es la historia de dos adolescentes que se conocen sin estar psicologicamente bien ninguno de los dos. En un principio parece que la "malita" solo es ella, pero nada más lejos de la realidad. A medida que la historia avanza descubrimos los traumas que ambos personajes esconden, y os podemos asegurar, no son nada superficiales. Un trabajo escolar les ayudará a conocerse y crear un vínculo que no olvidarán jamás. Detrás de este drama juvenil se esconden traumas infantiles y familiares, problemas mentales, sentimientos de soledad, tabús e incluso instintos suicidas.

No es una ficción fácil, ni mucho menos, pero al verla uno se da cuenta de que existen películas que tratan estos temas, sin duda difíciles, sin romantizarlos. Acudimos a la psicóloga Inés Bárcenas en búsqueda de respuestas, y esto es lo que nos cuenta.

Inés Bárcenas, psicóloga
Inés Bárcenas, psicóloga

Inés Bárcenas, psicóloga

P: Entre las pelis más vistas de Netflix en abril están varias muy tristes, ¿por qué sucede esto?

Inés: Yo lo que he visto es que el confinamiento ha sido un proceso de duelo. Esto concuerda mucho con que justamente en abril hubiese un pico de películas tristes. El duelo tiene distintas fases. En marzo era un proceso de negación total, hacíamos como que no pasaba nada y concuerda mucho con la necesidad de continuar con alegría, con estados emocionales positivos. Luego la fase siguiente en el duelo es la de negociación. Ahí nos empezamos a plantear: ¿Y si pasa esto? ¿Y si nos quedan dos semanas más? ¿Y si no? Después viene la ira: enfados familiares, con las parejas o con los amigos eran comunes. La gente estaba mucho más crispada. Por último, más hacia finales de abril, lo natural era que la gente experimentase ya la fase depresiva. No era una depresión al uso, una depresión clínica, sino que era una depresión donde estábamos experimentando la pérdida de verdad. Porque al final, ¿qué buscamos las personas? Que lo de fuera, de alguna manera, simbolice nuestro estado interno. Si, por ejemplo, Spotify publicase la lista de las canciones más escuchadas en abril eso también se representaría. Mis pacientes cuando están en proceso de duelo o en depresión no se ponen canciones alegres. No podemos tolerar esa disonancia. Entonces, la lista de Netflix creo que representa fielmente el proceso por el que hemos pasado casi todos.

P: Cuando estamos tristes, ¿buscamos pelis más melancólicas para reafirmar ese sentimiento de tristeza?

I: Creo que el hecho de que la gente buscase más dramas expresa que en ese momento ya estaban empezando a aceptarlo. La pérdida es lo que más difícil nos resulta tolerar a los seres humanos. Sobre todo, en nuestras sociedades donde parece que somos omnipotentes, que quiero algo y lo consigo. Parece que nada se escapa a nuestro control. De pronto hemos tenido que asumir que si hay algo que se escapa y que encima no sabemos cuándo va a terminar, ni sabemos si vamos a recuperar la realidad que estábamos viviendo antes. Entonces el hecho de que busquen películas en las que se representa la muerte, en las que se representan los problemas de salud mental dice mucho. Son temáticas que probablemente un gran porcentaje de nosotros hemos experimentado en nuestra piel.

P: ¿Se busca un poco la reafirmación y ver que lo que nos está pasando no nos ocurre solo a nosotros?

I: Sí, al final somos animales sociales. Si yo veo que otros están pasando por algo similar, si veo que hay otras personas que sufren, entonces no me siento tan solo en el sufrimiento.

"Cohabitar durante casi tres meses en el mismo espacio ha hecho estragos en muchas familias"

P: ¿Por qué engancha tanto, especialmente al público más joven, este tipo de pelis?

I: Por el trabajo que he hecho con adolescentes, creo que ellos han sido “los grandes olvidados”. Al final los adultos hemos seguido con nuestros trabajos y hemos estado preocupados por los mayores. Hemos tenido cosas que hacer. Los adolescentes que están todavía en ese proceso de socialización, de descubrir el mundo, de pronto se les ha quitado todo esto y todavía no tienen la potestad para hacer cambios o tener responsabilidades ellos mismos. Se han visto bastante impotentes. Ha habido muchos casos de broncas familiares por eso mismo, porque los adolescentes de alguna manera necesitan desligarse psicológicamente, incluso contraponerse a los padres. Cohabitar durante casi tres meses en el mismo espacio ha hecho estragos en muchas familias. Ellos no tienen la madurez suficiente para encarar ciertas situaciones. Si a los adultos nos ha dado mucho miedo esta situación, pues imagínate a ellos.

P: En Tik Tok todo el mundo ha comentado la peli con frases como: "La peli que me ha destrozado", ¿por qué nos gusta hacernos daño a nosotros mismos?

I: Yo creo que somos un poco victimistas. Los adolescentes están en un momento más histriónico, además de que tienen el altavoz de las redes sociales. Pero creo que nos victimizamos demasiado. Es un mal endémico a nivel social. Esas cosas en Tik Tok creo que reflejan la indefensión que sienten: ¿Cómo vamos a salir de esta? ¿Cómo vamos a sobreponernos?

"Es rara la persona que no ha experimentado ansiedad o emociones negativas a lo largo del confinamiento"

P: Violet y Finch muestra a estudiantes de secundaria lidiando con enfermedades mentales y duelo, temas que se han vuelto más comunes en los últimos años… ¿Por qué ocurre esto? ¿Hay ahora menos tabú para hablar de ello?

I: Totalmente. Llevo ejerciendo la psicología 6 años, y este año en concreto, en mi consulta he visto una expansión de gente de 18, 19, 20, 21 hasta 25 años. Ahí hay una franja de gente que se responsabiliza de su salud mental, que sabe identificar perfectamente cuando es ansiedad, cuando tienen depresión, que hablan entre ellos, que se recomiendan ir a terapia o se recomiendan libros de autores en psicología. O sea que cultivan toda esta área de desarrollo personal y de salud mental. Creo que eso a su vez influye en que generaciones, como la de sus padres, estén viniendo también a terapia. Hay algo muy muy positivo que podemos sacar: y es que este año gente que jamás se lo hubiese permitido ha venido al psicólogo. Porque es verdad que han estallado muchos conflictos, rupturas, duelos… Es rara la persona que no ha experimentado ansiedad o emociones negativas a lo largo del confinamiento. La gente ha visto en la salud mental algo necesario y básico.

"Las enfermedades mentales no son algo que nos haga deseables, especiales o que justifica nuestras conductas"

P: ¿Se corre el riego a veces de idealizar las enfermedades mentales?

I: A mí lo que me preocupa es el victimismo o el excusarte en tengo una depresión, tengo una adicción, tengo un trastorno límite de la personalidad, etc. Eso no. Tenemos que entender que son patologías mentales de las que tenemos que salir. Ahora, todo lo que sea compartir la vulnerabilidad, tratarnos mejor a través de redes y erradicar la crueldad que hay patente en Twitter, por ejemplo, todo lo que sea difundir y hablar de ello está bien. Pero sin pensar que es algo que nos hace más especiales, sin pensar que es algo deseable o que justifica nuestras conductas, sino que es algo que una vez identificado nos tenemos que quitar del medio.

P: ¿Cómo podemos ayudar a una persona con depresión, por ejemplo?

I: La psicoterapia, desgraciadamente, sigue siendo un lujo para muchas personas. Si detectamos que alguien está mal o está sufriendo, lo primero es hacer de espejo. Pero no un espejo que juzga o que obliga a cambiar. Sino ayudarle a entender y preguntar: ¿Desde cuando te estás sintiendo así? ¿Llevas un mes o quizás 1 año así? Es decir, dialogar con la persona para que se haga cargo de que algo le está pasando. La dificultad de las enfermedades mentales es que no se ven. Incluso hay veces que no hace falta ir a terapia. Sobre todo, si lleva poco tiempo encontrándose mal. A lo mejor solo hace falta cambiar rutinas, mejorar hábitos, orientar a que se aleje de relaciones tóxicas o tener una intimidad más profunda y saludable. Por último, si esos síntomas están impidiendo que la persona funcione, entonces sí orientarle a que acuda a un profesional.

P: ¿Los jóvenes de hoy están sobremedicados?

I: Depende del caso. Es verdad que da rabia ver a alguien tan joven medicado con un antidepresivo, pero en algunos casos en necesario. Si la persona tiene un trauma que le impide dormir o que le hace tener fobia social, la medicación va a potenciar la terapia por 20. Es para nosotros una muleta. Los psicólogos nos apoyamos en ella para hacer que la persona pueda ir exponiéndose a las situaciones. Ahora, tomar medicación sin ir a psicoterapia solo es un parche. Estás anestesiando tu sistema nervioso, tu cerebro y no estás ahondando en el porqué de todo eso. Hay muy pocas depresiones endógenas (hereditarias). La mayoría vienen causadas por factores ambientales y por la manera en que la persona se enfrenta a sí misma y al mundo. Eso tiene arreglo, las depresiones se curan con psicoterapia, y a veces, también con medicación.