Forasteros, ¿quiénes sois?, ¿de dónde habéis llegado navegando los húmedos senderos? ¿Andáis errantes por algún asunto o sin rumbo como los piratas por la mar, los que andan a la aventura exponiendo sus vidas y llevando la destrucción a los de otras tierras?
Atenea y Telémaco visitan a Néstor y Menelao en Pilos y Lacedemonia, en busca de noticias sobre el padre tanto tiempo ausente. En Ítaca, el pretendiente Antínoo descubre la partida del hijo de Penélope. Zeus, por intercesión de Atenea, ordena a la ninfa Calipso que deje partir a su amado Odiseo. Cuando Poseidón divisa al héroe navegando…
Con música de Anouar Brahem: Al Birwa, Waking State, L’abre qui voit, For no Apparent Reason, L’aube, The Lover of Beirut, Rue du Depart, Galilee mon amour y Un point bleu; María del Mar Bonet: L’aigle noir; Ester Formosa y Adolfo Osta: Vigila el mar; Georges Moustaki: En Méditerranée; Triana: Luminosa mañana; Camarón: La leyenda del tiempo y Joan Manuel Serrat: Conversando con la noche y con el viento.
L’AIGLE NOIR (Bárbara)
Un buen día, o tal vez una noche, me había dormido cerca del mar. Cuando, de golpe, el cielo se llenó de luz y un pájaro negro surge sin saber de dónde. Lentamente, agitando las alas, giraba a mi alrededor. Cerca de mí, el movimiento se acabó y, como caído del cielo, el pájaro se posó. Los ojos eran de color rubí y las plumas de color de noche. Y en su frente, el pájaro, rey coronado, un diamante azul reflejaba mil reflejos delicados. Con el pico me acarició la cara y acercó su cuello a mi mano. Entonces comprendí que una imagen del pasado quería regresar a mí. Buen pájaro, sé mi amigo y llévame contigo a ese lugar de otros tiempos. Como antes, en mis sueños infantiles, cogeremos nerviosos estrellas y más estrellas. Como antes, sobre una nube blanca. Como antes, tú y yo encenderemos el sol y regaremos con la lluvia la isla del recuerdo... Pero el pájaro negro desvió los ojos del sol, se elevó de pronto y emprendió el vuelo.
VIGILA EL MAR (Bonet/Camacho)
Vigila el mar, que la lluvia no es tuya y el sol deslumbra despacio. Vigila el mar, que la niebla te confunde y el viento llora el recuerdo. Vigila el mar, que el pájaro ya no canta y las azoteas están sucias. Vigila el mar, que las calas están llenas y los pinos callan la canción. Vigila el mar, que los tuyos ya no vuelven y naves extrañas llenan tu puerto.
EN MÉDITERRANÉE
(Moustaki)
En este estanque, donde juegan niños de ojos negros, hay tres continentes y siglos de historia. Profetas de los dioses, el Mesías en persona. Hay un bello verano que no teme al otoño, en el Mediterráneo. Está el olor de la sangre que flota en sus orillas, y países heridos como otras tantas llagas vivas, islas de espino, muros que encarcelan. Hay olivos muriendo bajo las bombas, allí donde apareció la primera paloma. Pueblos olvidados, segados por la guerra. En este estanque jugaba cuando era niño, con los pies en el agua, respiraba el viento. Mis compañeros de juegos hoy se han hecho hombres, los hermanos de aquéllos que el mundo abandona, en el Mediterráneo. El cielo está de luto sobre la Acrópolis, y libertad no se pronuncia ya en español. Siempre podemos soñar en Atenas o Barcelona. Hay un bello verano que no teme al otoño, en el Mediterráneo.
