Al menos 230 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital, por una arraigada tradición sin razón médica ni religiosa, y a pesar de las graves secuelas que les deja de por vida. Las Naciones Unidas aprobaron la eliminación de esta práctica antes de 2030, y aunque la sensibilización y compromiso de las comunidades ha reducido esta lacra, y casi un centenar de países han legislado su prohibición, pervive en una treintena de naciones, donde se ha reducido en siete, otros 13 requieren acelerar y en una decena se estancó la eliminación, nos explica Luis Mora, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), ahora en Colombia donde una etnia indígena conserva esta práctica, y antes en la sede de la agencia en Nueva York a cargo del programa Global de Erradicación, mientras la maliense, Aminata Soucko, técnica de acción social de Farmamundi, nos explica la terrible experiencia en primera persona.