No eran molinos. Clásicos de la literatura española   Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé 31/01/2025 23:32

La noche airada y cálida del 23 de junio de 1956, con el sabor salado de la brisa que recorre la costa, durante la verbena de San Juan, una silueta osada y decidida se abre paso en el jardín de un palacete del barrio de San Gervasio, en Barcelona. Ha llegado conduciendo una moto cualquiera, que ha robado en una plaza del Guinardó. Tras dejarla, paseando ante fachadas señoriales, ha escuchado una música de baile, desde la calle, y ha decidido entrar en una fiesta en la que no conoce a nadie, y a la que no ha sido invitado. Así empieza una historia en la que el héroe, o antihéroe más bien, con el barro de origen fijado a las palabras y también un deseo de asomarse al nuevo universo que se ofrece, sólo es dueño de su atrevimiento. Bienvenidos a la presentación de un personaje singular, siempre entre dos mundos, de la narrativa española contemporánea: el Pijoaparte, llamado Manolo Reyes, que sale de su chabola en el Carmelo para asomarse al escenario de la juventud rica barcelonesa, como un Gatsby sin romanticismo, y ha cruzado el umbral sin ningún plan de conquista; pero sí decidido a llevarse, igual que ha hecho poco antes con la moto que ha tomado de una plaza, al azar, todo aquello que no le pertenece.

No eran molinos. Clásicos de la literatura española
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