No eran molinos. Clásicos de la literatura española   Cántico espiritual, de San Juan de la Cruz 19/05/2023 22:54

Hoy caminaremos sobre el fuego de cenizas alzadas sobre el mar por Juan de Yepes Álvarez, más conocido como San Juan de la Cruz. No hablamos sólo del gran poeta místico de nuestro Renacimiento, reformador de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, y también compañero, con otra de nuestras grandes escritoras místicas, Santa Teresa de Jesús, en la fundación de la Orden de los Carmelitas Descalzos. Si hablamos de San Juan de la Cruz y de su Cántico espiritual, si nos adentramos en ese territorio de una levitación sobre los cuerpos que se llenan de luz, pero también de una carnalidad que nos ofrece una revelación en el contacto físico del ser, nos referimos quizá al mayor magma o núcleo primigenio de la poesía española. Aunque no sólo: porque, si bien es cierto que Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca o Pablo García Baena han considerado a San Juan de la Cruz como un faro celeste que siempre alumbrará toda la poesía en español, tampoco podemos ignorar que grandes poetas europeos del siglo veinte, tan significativos como T. S. Eliot o Paul Valéry, también se han referido al Cántico espiritual como una de las grandes piedras de toque de la poesía sin tiempo. Porque sólo el amor que se sale del cuerpo y es su propio cuerpo de silencio encendido puede trasportarnos por encima de lo que tiene nombre y se contiene en su propia palabra. Con San Juan de la Cruz, la experiencia poética alcanza su voz plena y se plantea un arco sensorial que alude al mundo y nos hace tenernos con más fuerza en la esperanza de vivir.


No eran molinos. Clásicos de la literatura española
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