En el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, nuestra compañera Alba Urrutia acompaña a la Asociación Betania para conocer cómo ayudan a mujeres que ejercen la prostitución. Les aconsejan y orientan por si quieren hacerse pruebas médicas o algún trámite legal. Durante esas visitas, la asociación se convierte en una pieza clave para la detección de posibles casos de explotación sexual o de trata.
Las víctimas trabajan en pisos llenos de cámaras que las controlan, donde se ven obligadas a consumir drogas y alcohol. "Me he llegado a acostar con 40 o 50 hombres en una sola noche", nos cuenta una de las supervivientes. Muchas de ellas ni siquiera llegan a considerarse víctimas, ni de explotación sexual ni de trata. "Están aquí por sus hijos. Los dejan en su país de origen con algún familiar y vienen aquí a ejercer para poder enviarles dinero a su país". Aunque parezca que no hay otra opción, aseguran que sí que ha salida: "Denuncié el día que volví del hospital. Casi me matan, yo estoy viva de milagro. Por eso les digo a tantas chicas que eso no es vida y que siempre lo podemos superar".
La fiscal delegada de Trata de Personas y Extranjería en la Fiscalía Provincial de Sevilla, Natividad Plasencia, apunta que hemos avanzado mucho en el terreno de la detección y de la protección de la víctima. "Sin embargo, es importante que la sociedad se ponga las gafas de ver la trata. Es un fenómeno que está mucho más cerca de lo que pensamos". Plasencia destaca el desafío que supone la explotación sexual en el universo digital. "Vemos con mayor frecuencia captaciones de víctimas a través de redes sociales y webs. La investigación se complica". La fiscal insiste en que uno de los tres pilares de la lucha contra la trata es el terreno de la prevención. "Los jóvenes no son capaces de calibrar los riesgos a los que se enfrentan cuando se introducen en este tipo de plataformas".
