La vuelta al mundo con Miquel Silvestre   Las pirámides de Egipto 22/07/2021 06:25

Las pirámides de Giza están dentro de la misma ciudad, pero llegar a ellas es una odisea. El tráfico ya me exaspera. Tardo casi una hora y medía en alcanzar la entrada. La cola es larguísima. La afluencia de turistas ha bajado con la revolución pero aun así la atracción del antiguo reino de los faraones es muy poderosa. El precio es asimismo muy alto y vamos todos en manada, pero resulta increíble encontrar este trozo de desierto en mitad de la urbe. Y al fondo, las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos se yerguen sobre el páramo. Vamos todos hasta una loma alejada un par de kilómetros. Desde allí se tienen buenas vistas del atardecer. La horda se disputa el mejor sitio para tomar fotos. Las más habituales son las del rubio o rubia de genotipo anglosajón con la mano extendida y haciendo como que sujeta sobre su palma la base de la asombrosa construcción. Es el mismo juego óptico repetido ad nauseam del turista que soporta la torre de Pisa para impedir su caída.

La pirámide de Keops es la más grande, data del 2570 adc y aunque Herodoto asegura que se construyó como tumba del faraón, no se encontró su momia en ella cuando se accedió ¿por primera vez? a la cámara del rey. Construida con más de seis millones de bloques de piedra con un peso de medio de dos toneladas y media, se erige como un enorme bulto ocre en el páramo rodeada de hormigas, que somos nosotros. Pero no siempre fue así. Antes estaba recubierta de lajas de brillante color blanco que centelleaban bajo el sol, hasta que los invasores otomanos las retiraron para edificar con ellas en El Cairo.

Cerca se haya la de Kefren, algunas décadas posterior y más pequeña, aunque ahora parece ser más alta puesto que se sitúa sobre un promontorio. Tampoco se halló la momia del faraón puesto que cuando en 1808 la abrió Belzoni, un italiano gigantón que se ganaba la vida en espectáculos circenses de forzudos y devino en saqueador de antigüedades, solo encontró en el sarcófago unos huesos de vaca y la burlona inscripción del ladrón árabe que se le había adelantado. La tercera pirámida, las más pequeña y reciente, es la de Micerinos. La cara norte presenta una enorme brecha, abierta por un descendiente de Saladino para usar la pirámide como cantera. El sarcófago encontrado en su interior tampoco era el del faraón. Como siempre ocurre con todo lo que tiene que ver con el antiguo Egipto, esto ha generado miles de teorías y elucubraciones científicas y esotéricas.

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