Han pasado los años y hemos querido recordar de nuevo este fabuloso tándem constituido por estos dos eximios cantantes. Voces dramáticas, poderosas pero flexibles, suaves o agrestes según la conveniencia. Los escuchamos, a lo largo de un programa wagneriano, primero en un fragmento del dúo del segundo acto de Parsifal entre el protagonista y la Kundry sensual y transformada. El pasaje se inicia con la famosa exclamación Amfortas! Die Wunde! Enseguida nos trasladamos al primer dúo de El crepúsculo de los dioses entre Brünnhilde y Siegfried. Y nos metemos de hoz y coz en lo más fragoroso y elevado del dúo entre Tristan e Isolde donde los dos cantantes hacen maravillas. Y no va más: estos momentos estelares nos han conmovido y colmado nuestro espíritu.