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Fernando de Lapi, el poeta olvidado que podía haber formado parte de la generación del 27

  • José Luis Córdoba reconstruye su vida y su época en Suma poética. Vida de un poeta olvidado
  • Fernando de Lapi se relacionó con Picasso, Unamuno, Jorge Guillén, García Lorca o Gerardo Diego

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Detalle de la portada de Portada de 'Suma poética. Vida de un poeta olvidado'
Detalle de la portada de Portada de 'Suma poética. Vida de un poeta olvidado'

Fernando de Lapi (Málaga, 1891-Madrid, 1961) fue un humilde empleado de banca, pero también fue un poeta que se relacionó con Picasso, Unamuno, Joaquín Costa, Salvador Rueda, Ricardo León, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Gerardo Diego, los hermanos Álvarez Quintero, Jacinto Benavente... Incluso escribió varias zarzuelas y obras de teatro (alguna en colaboración con Jorge Guillén). Con un poco más de suerte podía haber formado parte de la Generación del 27, pero solo publicó un libro de poemas, Suma poética; un título que sirve a José Luis Córdoba (El viejo periodista), para reconstruir su vida y parte de la historia de España del Siglo XX, en el libro Suma poética. Vida de un poeta olvidado (RBA).

José Luis confiesa que el descubrimiento de De Lapi fue una casualidad: "Yo desconocía de la existencia de este poeta hasta que un amigo, Javier Aguado, se presentó en mi casa en Benamira y me dijo que había muerto su madre y al vaciar la casa encontraron un montón de cartas de su tío en las que se carteaba con muchos escritores del 98 y el 27. Javier quería que esas cartas no se perdieran y me encargó que, como amigo y editor, le echara una mano e hiciera el favor de buscar alguna institución o alguna persona que fuera especialista en De Lapi para hacerle entrega y que ese fondo no se perdiera".

"Busqué en internet y vi que en Málaga, su ciudad natal, había un poeta, Rafael Inglada, que había escrito algo sobre De Lapi y le dije que tenía ese material y se lo podía entregar para que lo llevara a una institución. En total eran tres cajas grandes donde estaban todos sus artículos de prensa y un montón de poemas inéditos, además de su correspondencia, el carnet de la SGAE y recortes con temas que le interesaban." -añade el escritor-.

Pero leyendo esas cartas, José Luis Córdoba descubrió una figura que lo fascinó: "Yo no he querido reivindicar a este poeta en la novela, sino contar una historia con las cosas que me contó Javier (la relación de su familia con la de Picasso, el acoso que recibió de niño debido a su cojera y cómo le cambió la vida al conocer a María Luisa). Mientras más sabía sobre De Lapi más me interesaba por lo que representaba: un escritor casi anónimo que compartió tertulias y se carteó con los autores más importantes del siglo XX".

Cartas de Unamuno o Ramón Gómez de la Serna

Uno de los escritores que se quedó por el camino

Preguntamos a José Luis si De Lapi podía haber formado parte de esa Generación del 27. "La pregunta, como la que se pudieron hacer otros muchos, es la de qué habría cambiado si hubieran subido al tren que desde Madrid fue a Sevilla con Lorca, Alberti, Gerardo Diego, Dámaso Alonso… para aquella reunión en el Ateneo que de algún modo fue el acto fundacional de la Generación del 27. Me plantee que la separación entre el éxito y el fracaso puede estar delimitada por un simple viaje y cuantos otros escritores se quedaron en el camino y la historia no les ha guardado ni una línea y eso me motivo a escribir esta novela".

Para esa escritura estudió detenidamente los poemas y la correspondenica de De Lapi: "Antes de hacer la entrega del material, lo supervisé y tomé nota de las cartas que leí con verdadera admiración. De todas ellas me entusiasmó la de Gerardo Diego, en la que le enviaba el poema dedicado a Jorge Guillén. Después la familia de De Lapi me pasó más documentos con otras cartas, la tesis doctoral de Jorge Guillén donde le pedía ayuda a Fernando, un artículo de Unamuno sobre el nacionalismo y un poema inédito de Antonio Machado o una postal original de la hermana de Picasso, pintada por ella y enviada a la hermana del poeta".

"Me fascinó el personaje por la calidad de sus amistades y por su carrera meteórica al principio, aunque después se fue apagando. Hablé con su sobrino y él me lo definió como un “paga fantas”, porque las amistades le costaban dinero. Una cosa llevó a otra y eso del autor frustrado me pareció que no debía caer en el olvido y así empecé a escribir esta novela. Más que su obra literaria me interesaba el personaje, sus contradicciones, el trabajo en el banco y esos cientos de poemas escritos en el reverso de los recibos de caja de la entidad bancaria".

Poemas de Fernando de Lapi escritos en el reverso de los papeles del banco en el que trabajaba

Su único libro publicado: 'Suma poética'

Además de poeta y escritor de zarzuelas, Fernando de Lapi fue periodista y crítico de arte, fundó la revista literaria Éxodo (Donde colaboraron Unamuno, Joaquín Costa o Ricardo León) y autor de un conocido poema por la muerte del torero Joselito. Preguntamos a José Luis Córdoba por qué ha elegido como título el del único libro que publicó: "Le puse ese título de un modo provisional. La editorial me propuso un par de alternativas que me parecieron muy interesantes: Quedan los nombres (título de un poema de Guillén) y Sé como el sol (título de un poema de De Lapi). Finalmente fueron los editores los que decidieron dejar Suma Poética, porque este libro también lo es".

Pero... ¿Cómo era ese Suma Poética? "Era una antología de su poesía donde recogía su obra desde la adolescencia -nos cuenta José Luis-. En el legado que le pasé a Rafael Inglada había muchísimos más poemas, pues él en el banco no paraba de escribir en los recibos de caja. El libro funcionó como funcionaba la poesía, que nunca se ha caracterizado por tener muchas ventas, pero que se movió con cierto marketing dentro de los empleados del banco".

En cuanto a esa obra de teatro que escribió junto a Jorge Guillén, José Luis nos comenta: "Adaptaron El asalto, del dramaturgo francés Henry Bernstein. Jorge Guillén era dos años menor que él y estaba fascinado por ese joven de 18 años que, en Valladolid y mientras estudiaba derecho, editaba una revista de poesía donde escribían los autores más importantes del momento".

"En sus obras teatrales y zarzuelas tuvo relativo éxito -añade José Luis-. Siempre las escribía junto a otro autor y dos de ellas (La rica de Mombeltrán y La niña del polisón) podríamos decir que fueron exitosas. En muchos casos De Lapi pagaba al empresario teatral para asegurar que se estrenaran sus obras. En ellas siempre utilizaba las rimas, porque para él lo más importante era la poesía".

Pero, aunque él siempre soño con ser poeta, José Luis Córdoba asegura que su destino era otro: "Él empezó a trabajar en el banco en cuanto terminó la carrera, porque desde su nacimiento estaba predestinado a ello. Su padre era un directivo del banco de España y le insistió desde niño en que ese debía ser su futuro y no el de escritor. Por lo tanto, nunca dejó de trabajar en el banco, igual que hiciera Ricardo León, aunque este autor se convirtiera en el novelista de mayor éxito de la época, con obras cercanas al millón de ejemplares vendidos".

Este libro también es un especie de homenaje a aquellas revistas literarias de la época en las que participaron los literatos más importantes. "En parte sí -confiesa José Luis-. Piensa que al escribir sin guion y sobre hechos reales, lo que hago no es otra cosa que ponerme en la piel del periodista que fui. Sin esas revistas y sin las tertulias literarias de Madrid no se entendería el esplendor literario de aquella época en un país donde la tasa de analfabetos era muy grande".

Papeles de la presentación a la censura de la zarzuela 'La niña del polisón'

Un viaje enriquecedor a través de la literatura

Lo más curioso del libro es que está narrado a través de las conversaciones entre Fernando de Lapi y su esposa, María Teresa, que va descubriendo, al mismo tiempo que el lector, el pasado poético de su esposo. "Igual que hice en mi anterior novela (El viejo periodista), escribo sin guion y cuando empecé a escribir no sabía cómo iba a seguir la narración. De hecho, la entrada escrita en teoría por su mujer la escribí casi al final de la novela, cuando vi que ese personaje había crecido y poco a poco y se convertía en fundamental en la vida del poeta, aunque no influyera en su carrera literaria para nada".

"Al hablar con Javier y preguntarle cosas del poeta -añade José Luis-, él sobre todo me habló de su tía y de su influencia, pues a partir de esa relación De Lapi empezó a vivir en realidad y dejó de estar atormentado por la falta de reconocimiento. Juntos inician un enriquecedor viaje a través de la literatura, esa otra cara de las obras influenciadas por la historia del momento. La presencia invisible de la mujer, que en aquella época sufre en silencio su frustración como la de otras muchas mujeres sentenciadas a ser las señoras de… y se centra en hacer feliz al marido, esa unión que al final hace que la vida de ambos tenga sentido mucho más allá del éxito literario".

"Por otra parte -añade e escritor-, al escribir sin guion, todo lo que me pasa en mi día a día influye en el rumbo de la novela. Te pongo un ejemplo: Me pidieron que fuera a dar una conferencia a la universidad de periodismo sobre mi anterior novela (El viejo periodista) y al hablar sobre el sensacionalismo en la prensa y contar cómo los periódicos de Hearst influyeron en la guerra entre España y Estados Unidos, observé que ningún alumno sabía de esa guerra y entonces decidí que en la novela, dada la importancia que tuvo ese conflicto en los escritores del 98, debía tratarlo y hablar del ambiente sociopolítico que influyó en la literatura. Lo mismo ocurrió con el resto de la historia de un país hasta la muerte del poeta. Desde la dictadura de Primo de Rivera, a la Segunda República y pasando por la Guerra Civil, porque todo lo que ocurre, por acción o por omisión influye en la obra de los autores".

"Quería mostrar la otra cara de los autores importantes, la que fue cambiando a medida que cambiaba la historia y remarcar que todos, los que se fueron y los que se quedaron, eran iguales y, como decía Neruda: “los poetas nacen de la paz como el pan de la harina” -añade-.

En cuanto a la relación con el sobrino de De Lapi, José Luis asegura que: "Ha sido fundamental, aunque sobre todo me he basado en las cartas. Obviamente, al novelarla, he tenido que tirar de imaginación para ambientar la trama, los paseos y esos diálogos que me sirven para, en tres pinceladas, explicar la historia de un país de un modo sencillo, pero donde he tratado de ser objetivo".

Portada de 'Suma poética. Vida de un poeta olvidado'

Un hombre acomplejado que se codeó con los más grandes

Gracias a esas cartas descubiertas sabemos que Fernando de Lapi se codeó con las generaciones del 98, del 27 y del 36. "Sobre esas relaciones solo puedo especular a través de la correspondencia, que, aunque es abundante, toda es anterior a la guerra civil -asegura José Luis-. Unamuno, era importante para él como ideólogo, pero como poeta sin duda eran los hermanos Machado a los que más admiraba. De hecho, su obra La rica de Mombeltrán se imprimió e iba dedicada a los hermanos Machado".

"De Unamuno admiraba su valor como intelectual, aunque no comprendía sus cambios de opinión -añade el escritor-. En la novela detallo la relación del rector de la universidad de Salamanca con los autores del 27, de quienes no comprendía su actitud apolítica durante la dictadura de Primo de Rivera".

En el libro De Lapi también habla sobre el exilio de sus amigos poetas: "El era un hombre acomplejado. Desde niño arrastró la cojera como consecuencia de su pie equino y cierto acoso en el colegio, lo que lo llevó a refugiarse en el mundo de los libros. Nunca se planteó el exiliarse, porque él era falangista, como Dionisio Ridruejo y otros muchos poetas de la época, y no podía entender su vida fuera de su trabajo en el Banco de España".

José Luis Córdoba

"Las mujeres eran las grandes olvidadas"

También hay un capítulo en el que José Luis homenajea a las mujeres escritoras de la II República. "Las mujeres eran las grandes olvidadas. Su carrera intelectual era complicada, porque lo normal es que pronto dejaran el colegio y aquellas que fueron a la universidad lo hicieron tras duras discusiones familiares. El ejemplo más impresionante y que mejor define el papel sacrificado de las mujeres es el de Zenobia Camprubí, una poetisa de grandísimo talento que se sacrificó hasta la muerte, para que su marido, Juan Ramón Jiménez, obtuviera el premio Nobel".

"Importancia especial tuvo la Constitución de la Segunda República -añade-, en la que las mujeres adquirieron la igualdad de derechos y colocaron a España en la vanguardia. Por ese motivo en la guerra civil intervinieron muchas mujeres de otros países en defensa de la República, pero sobre todo en defensa de esa constitución que les daba los mismos derechos que tenían los hombres".

Sobre si Fernando de Lapi podría haber estado a la altura de esa Generación del 27 con la que se codeó, Jose´Luis Córdoba nos comenta: "Yo soy de los que piensan que “para gustos colores”. No soy un erudito para valorar su obra y fijar a qué altura está. Espero que Rafael Inglada, que tiene todos los poemas inéditos que le pasé, algún día con la ayuda de las instituciones malagueñas pueda editar esa obra completa".