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Amalia Avia, la pintora olvidada que retrataba el paso del tiempo en las escenas cotidianas

  • Mediante más de 110 cuadros se revelan las escenas cotidianas que fueron el sello de su pintura
  • La artista quemaba sus cuadros para conseguir una atmósfera cromática más oscura

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Amalia Avia, 1972
Amalia Avia, 1972

Amalia Avia fue una pintora que pertenece a una generación de mujeres artistas a las que la sociedad ha ido olvidando. 'El Japón en Los Ángeles. Los archivos de Amalia Avia' es una retrospectiva que pretende rescatar parte de su obra para poner en valor su trabajo, muy importante en su época.

La última vez que se vio una exposición individual de Amalia Avia (1930 - 2011) fue en 1997, cuando la artista aún vivía. Después de 25 años, la sala Alcalá 31 de Madrid acoge esta muestra hasta el 15 de enero de 2023 para rendir homenaje a una mirada pictórica que estuvo muy enfocada en la capital.

La pintora siempre fue encasillada como "realista" por retratar "bodegones" o "paisajes". Aunque, según la comisaria Estrella de Diego, no es correcto calificarla de esa forma, puesto que las personas tienen una huella en su pintura y su proceso creativo era "muchísimo más complejo".

La fotografía formaba parte de su desarrollo pictórico. "Ella sabe ver lo que otros no veíamos y también le pasa al utilizar las fotos para pintar. Y eso no es realista", destaca la comisaria.

Aunque la historia la haya relegado u olvidado, de Diego reivindica que Avia fue "una artista muy comprada en su momento". Quizás algo que no ha ayudado a guardar su relevancia fue ese encasillamiento de intentar recuperarla como pintora realista. "No le ayudó tampoco ser rescatada como realista porque, evidentemente, antes se rescataron las artistas conceptuales", indica.

'Escaleras del Metro', 1971. Colección Familia Muñoz Avia

'Escaleras del Metro', 1971. Colección Familia Muñoz Avia Amalia Avia / VEGAP, Madrid 2022

Con más de 110 piezas, sus pinturas abordan temas urbanos y muestran la belleza de los edificios con sus fachadas dañadas por el paso del tiempo.

La muestra se encuentra dividida en tres secciones: 'Vida cotidiana', 'Ciudades vaciadas' y 'Objetos encontrados'. Durante el recorrido se pueden apreciar escenarios del día a día, fachadas y cierres de comercios u objetos comunes y muebles, como mecedoras, camas, sillas, etc.

Las Mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Exposición antológica de Amalia Avia en Madrid: "Es un acto de justicia que merece el arte español y ella" - Escuchar ahora

Tintes abstractos en sus cuadros

En la primera época pinta personajes de espaldas o con el rostro difuminado. "La figura humana no es algo que le interesara, particularmente como tema pictórico", confirma Rodrigo Muñoz Avia, hijo de la artista.

Las personas suelen aparecer en grupo y de manera anónima, "como parte del escenario común, como algo que crea un clima", apunta. Más adelante, en esas 'Ciudades vaciadas' no se representan las figuras. "Pero no desaparece la huella humana, porque, a ella, el ser humano sí que le interesaba, le interesaban las personas que entraban en esas casas, que atravesaban esas puertas y las vidas que tendrían", explica Muñoz Avia.

'El Japón en Los Ángeles', 1995. Colección Familia Muñoz Avia

'El Japón en Los Ángeles', 1995. Colección Familia Muñoz Avia Amalia Avia / VEGAP, Madrid 2022

Además, esa marca humana aparece retratada "con el paso del tiempo en el desgaste de las fachadas, en la cartelería y las inscripciones que hay en las paredes", señala.

"La idea del archivo, del tiempo, de la ciudad, de los edificios que se caen, tiene una idea de recuperar esos espacios, ese tiempo suspendido", destaca por su parte Estrella de Diego. Con su obra parece que la pintora quería construir una especie de "inventario" de lo que estaba desapareciendo. "A ella siempre le fascina la idea de lo que está a punto de extinguirse o ya se ha extinguido y hay que intentar salvar", apunta la comisaria.

Además, mediante la pintura hacía un ejercicio de poner en valor todo lo que pasa desapercibido. "A ella, plásticamente le parece que merece la pena ser reivindicado", indica Muñoz Avia.

Las fotos y el fuego como herramienta de trabajo

El método de Amalia Avia en su proceso de pintora era muy llamativo, primero capturaba con la cámara lo que iba a retratar. "Hemos puesto las fotos al lado de algunos cuadros para que el público vea la conexión, pero no hemos querido fetichizarlas. Una foto es un objeto de trabajo, que está usado y manchado de pintura", explica Estrella de Diego. Además, lo interesante de la pintora es que no hacía la foto y la copiaba, sino que trabajaba sobre ellas y las utilizaba como un archivo.

'Mesillas', 1985. Colección particular

'Mesillas', 1985. Colección particular Amalia Avia / VEGAP, Madrid 2022

Con su exhibición no se pretende situar a las imágenes como obras, sino que exponen para entender el uso que Avia les daba. "Ella customiza las fotos, las pinta, las cambia por completo", afirma De Diego.

Dentro de ese proceso de creación, las texturas de sus pinturas son muy relevantes. "Recuerdo a mi madre trabajando y todo el procedimiento tenía algo muy físico", revela su hijo.

"El aspecto material del cuadro de aspecto plástico para ella era muy importante", asegura. Así que utilizaba varias técnicas para reproducir las humedades o los deterioros de las fachadas.

Pero el método que destaca por encima de todos era prender fuego a sus cuadros. Una vez terminaba de pintar, lo quemaba para volver a rehacerlo. "Lo rociaba con aguarrás y le tiraba la cerilla", indica Muñoz Avia.

Con esa técnica, sus escenas adquirían un tipo de veladura, que las oscurecía y con las que creaba un ambiente. "En muy poco tiempo los rehacía y conseguía que tuvieran ese deterioro de la ciudad, del paso del tiempo, esas texturas que a lo mejor con el pincel no resultaba tan fácil", señala. Incluso en algunos cuadros se llegan a apreciar pompas del óleo que ha sido quemado.

Es el correlato de una España gris

Esos colores oscuros, en los que predominaban los colores marrones, también hablaban de alguna forma de lo que ella había vivido. "Es el correlato de una España gris y de una época histórica que estaba viviendo, de una sensación de represión", destaca.

Además, la artista pasó una infancia y adolescencia marcada por la pérdida de sus dos hermanos mayores de tuberculosis o por la muerte de su padre en los primeros días de la Guerra civil española. "Como persona era vital y alegre, pero todo eso lo llevaba por dentro y a lo mejor con el pincel le salía", piensa su hijo.

El rescate de la ambición

Amalia Avia tenía una gran ambición creativa que queda demostrada en el recorrido. "No era una persona que pintaba en sus ratos libres cuando le dejaban", asegura su hijo. "Esto se ve en sus grandes formatos y se ve la enorme cantidad de obras que produjo, que estimamos que rondan los 1.000 cuadros", destaca.

Muy creativa, pero sobre todo humilde, ya que le costaba poner un precio económico a sus obras. "En el momento de la venta se iba, no lo podía soportar", comenta Muñoz Avia. Ese pudor y humildad llegaba hasta con su firma, puesto al principio de su carrera ponía solo sus iniciales. Aunque ese hecho también está relacionado con la época en la que vivía, en la que "las pintoras ponían solo la inicial de su nombre para esconder que eran mujeres", apunta.

En la primera sección todos los cuadros tienen la firma con las iniciales. "Es al final de los años 60 y 70 cuando empieza a incorporar su nombre en algunos", explica.

"Hay un momento en el que ella decide que no va a seguir las reglas del juego, sino que va a empezar a firmar algo de lo que ella tiene consciencia de que es una obra muy buena", señala Estrella de Diego.

Un rescate individual, pero en parte colectivo, que supone la revelación de la obra de una artista muy importante en su momento, pero que para la historia oficial siguen quedando relegada a un segundo plano o al olvido. "Yo creo que esto nos debe hacer repensar cuántas cosas que fueron se nos están escapando continuamente y que hay que hacer ese esfuerzo de intentar recuperarlas", reivindica la comisaria.