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Chantajes, largos procesos judiciales y duelo: el drama de muchos abuelos separados de sus nietos

  • Muchos procesos de divorcio o separación acaban afectando a la relación entre abuelos y nietos
  • Las demandas se resuelven en alrededor de dos años, un tiempo en el que, a veces, los abuelos fallecen o enferman

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Un abuelo y su nieto se dan la mano
Un abuelo y su nieto se dan la mano

Pedro González estuvo tres años sin poder abrazar a su nieta. De vez en cuando se cruzaba con la niña, que vivía a solo una calle de distancia, pero no le dejaban ni siquiera acercarse a ella. La expareja de su hijo y su familia le prohibieron cualquier contacto tras la ruptura. Han pasado casi dos décadas desde entonces y su nieta ya es mayor de edad, pero la lucha continúa. Ahora, batalla por y junto a otros abuelos porque, dice, se cuentan por miles los apartados injustamente de los niños.

El secretario de la asociación Abuelos Separados de sus Nietos describe la situación por la que pasan muchas personas mayores apartadas sin motivo de menores como "un verdadero calvario". Los abuelos se enfrentan a desde chantajes que utilizan a los niños hasta un duelo y un dolor tan inmenso que pueden llegar a sumirlos en una depresión.

La relación entre los abuelos y sus nietos está protegida por la ley, concretamente por el Código Civil, pero, pese a ese derecho y al sufrimiento que a muchos les supone no tener contacto con los pequeños, pocos se atreven a recurrir a la Justicia. Según González, posiblemente se debe a los lentos procesos judiciales que, aunque no son exactamente de los más largos -llegan a los dos años-, sí lo son demasiado para algunos mayores. "A veces cuando les dan la razón ya están muertos", lamenta.

Cuando los menores son "monedas de cambio"

Son muchos los motivos por los que a los abuelos pueden impedirles ver a sus nietos como las disputas familiares por herencias o el fallecimiento del hijo y la negativa del cónyuge a continuar con el contacto. Sin embargo, la mayoría de los casos están relacionados con la separación de los progenitores y es común que utilicen a los menores como "monedas de cambio".

El canto del grillo - Abuelos que sustentan a sus nietos - Escuchar ahora

Tras la ruptura, la pareja del hijo de González condicionó las visitas a su nieta a una ayuda económica. Llegó a pedirles a él y a su esposa hasta 2.500 euros mensuales si no querían tener "ningún problema" y para ver a la pequeña cuando les diese la gana. "Entonces mi mujer dijo que no estaba dispuesta a comprar a su nieta", narra, y tuvieron que acudir a los tribunales.

El uso de los menores por motivos económicos o "para hacer daño" a la familia no es algo infrecuente en la experiencia de los abuelos que acuden a la asociación. Rocío (nombre ficticio) es una de las afectadas por este motivo. Su relación con su hija lleva algún tiempo sin ser buena, pero desde hace medio año le ha prohibido ver a su nieta. La razón, dice a RTVE.es, es haberse negado a regalarle a la madre de la menor un coche.

Me dice que la niña ya no tiene abuela

“Le presté uno de mis dos coches, pero le pedí que me lo devolviese cuando vi que pasó mucho tiempo”, y entonces su hija le dijo que no volvería a ver a la pequeña. No puede contactar con ella de ninguna forma: ha bloqueado incluso su teléfono. “Mi hija ya no tiene madre y la niña ya no tiene abuela, eso es lo que me dice”, lamenta.

La nieta de Rocío tiene todavía dos años y por eso espera que, “cuando sea grande”, pueda reencontrarse con ella, pero teme estar perdiéndose momentos vitales del desarrollo de la pequeña. Por eso alguna vez se ha acercado a su guardería para verla aunque solo fuese al salir del centro. También sigue comprándole detalles, algo de ropa y algún juguete y los hace llegar a través de otra persona. Desconoce cuando volverá a abrazarla. De momento, solo una pregunta le martillea la cabeza: "¿Qué he hecho yo para merecer esto?". Sus nietas son el amor de su vida, asegura.

Los derechos de los abuelos: regímenes de visitas y vacaciones

Los beneficios de la relación entre nietos y abuelos y los perjuicios que provoca su abrupta interrupción están reconocidos por la propia ley. Según explica el abogado de familia José Lius Cembrano, el artículo 160 del Código Civil recoge el derecho de comunicación con parientes y allegados, que no puede impedirse "sin causa justa", es decir, si no perjudica a los menores.

Por ello, los abuelos pueden poner una demanda civil a los padres de los niños para tratar de recuperar la relación con los mismos. Si el resultado judicial es favorable, pueden conseguir un régimen de visitas e incluso algunos días de vacaciones con sus nietos. Lo más común es que obtengan un fin de semana al mes, explica el letrado a RTVE.es, y una semana o diez días en periodo no lectivo.

Durante el proceso judicial se tiene en cuenta la relación previa a la separación del adulto con el menor y si los abuelos son personas “adecuadas y sólidas” para mantener contacto con un niño. En cualquier caso, Cembrano recuerda que tanto el proceso judicial como el resultado del mismo dependerá de cada situación particular. Por ejemplo, si los abuelos viven en ciudades o comunidades autónomas diferentes es algo a tener en cuenta, así como la opinión del propio niño si este tiene la edad adecuada.

Sin embargo, no muchos abuelos se animan a demandar para recuperar la relación con sus nietos. Rocío, por ejemplo, ha pensado acudir a la Justicia, pero tiene miedo a la profunda huella que suele dejar un proceso judicial en el núcleo familiar. Teme que su nieta le reproche haber llevado a su madre a los tribunales cuando sea mayor o aumentar la tensión. Algo que muchos, entre otras cosas, también se plantean.

Un "duelo" que también puede afectar a los niños

La relación entre nietos y abuelos es especial. Una complicidad única que beneficia a las personas mayores, pero que también suele dejar una positiva huella en los niños y que, si se pierde sin razón y abruptamente, puede desembocar en un duelo. Según el psicólogo Giuseppe Iandolo, tanto los mayores como los pequeños pueden sumirse en la tristeza y el dolor.

Son la alegría de nuestra vida

"Para nosotros los nietos son la alegría de nuestra vida y a ellos se les ilumina la cara cuando nos ven", opina González, y por eso algunos abuelos de la asociación han llegado a desarrollar trastornos como la depresión e incluso problemas físicos tras verse separados de los menores. "Pero los niños son los que más sufren", añade.

El secretario de Abuelos Separados de Sus Nietos todavía recuerda cuando tenía prohibido ver a su nieta y se la encontraba por la calle, un momento que era duro para ambos. Ella, narra, se escondía al cruzarse con sus abuelos, pero lo hacía para saludarles con la mano, sonriendo, sin que quienes la acompañaran se percatasen de su gesto. Años después ha sabido que la niña preguntaba por ellos y sobre por qué no podía verlos. Una situación que, unida a los conflictos familiares que la propiciaron, hicieron que la menor tuviese que acudir al psicólogo durante años.

Para los abuelos, explica el experto en salud mental, suele ser sumamente positivo relacionarse con las nuevas generaciones. Les ofrecen una feliz compañía, mucho de lo que aprender y otro tanto para enseñar y un cariño incomparable. Pero, además, a los niños esta conexión también les beneficia gratamente. "Les permite desarrollar más empatía ante las dificultades de los demás y aprenden a relacionarse con personas de todas las edades", ejemplifica Iandolo.

¿Por qué pocos abuelos se animan a demandar?

En los últimos años, el fiscal del Tribunal Supremo José Miguel de la Rosa Cortina ha visto un aumento de las demandas de abuelos separados de sus nietos, pero no son frecuentes. Es una decisión complicada, dice, que supone un sacrificio tanto de tiempo como de dinero y, sobre todo, emocional. "Supone abrir muchas heridas y poner de manifiesto problemas íntimos", señala a RTVE.es. Por eso, "es de sentido común" que una cifra muy importante de personas con este problema nunca llegan a los tribunales.

Aparte del daño emocional y del miedo a qué pensarán los niños cuando crezcan y conozcan lo sucedido, los abuelos también se ven frenados a veces por los "lentos" procesos judiciales. Son preferentes, cuenta de la Rosa, y por ello no suelen durar más de dos años, pero las múltiples apelaciones en ocasiones hacen que el dictamen llegue demasiado tarde, cuando los demandantes ya han fallecido o han enfermado gravemente o cuando los nietos ya son mayores de edad.

González si acudió a los tribunales, pero él fue abuelo muy joven, cuando su hijo tenía solo 19 años, y tuvo la suerte de disfrutar de la decisión judicial durante un largo periodo, hasta que su nieta cumplió la mayoría de edad. La situación que ve en la asociación Abuelos Separados de sus Nietos suele ser distinta. Para los abuelos más mayores, "el tiempo es crucial y la Justicia muy lenta", opina.

Son estas razones las que influyeron en la fundación de la asociación Abuelos Separados de sus Nietos en 2007. Ahora, reciben una media de nueve consultas semanales y tienen 380 asociados que acuden a ellos para mediar en los conflictos, entre otras cosas. Con este servicio demuestran que a veces no hace falta llegar a los tribunales, sino solo practicar un poco de "sentido común", comunicación y empatía. Algo que anima a hacer tanto a padres como a abuelos, "porque al final los que más sufren son los niños".