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Curiosity pasa la fase de pruebas y ya está preparado para empezar a trabajar

  • Tras un mes los ingenieros están listos para pasarle el control a los científicos
  • Curiosity lleva a bordo doce instrumentos para estudiar Marte
  • La duración inicial de la misión será de dos años

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Autorretrato de Curiosity del 7 de septiembre con la cámara MAHLI, aún con su cubierta sin abrir
Autorretrato de Curiosity del 7 de septiembre con la cámara MAHLI, aún con su cubierta sin abrir

Después de algo más de un mes de pruebas y calibraciones, los ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro están listos para entregar a partir de hoy el control de Curiosity a los científicos de la misión para que empiecen a explorar Marte.

Tras el espectacular y emocionante aterrizaje del rover sobre la superficie del planeta rojo y haber comprobado que estaba de una pieza, una de las primeras tareas acometidas desde el JPL fue la de actualizar el software de a bordo.

Esta actualización incluye la de las rutinas que se utilizan para que Curiosity se mueva por Marte y utilice sus sistemas, y son básicas para que el equipo de programadores del JPL pueda enviarle las instrucciones sobre lo que tiene que hace cada día, ya que debido a la enorme distancia que separa la Tierra de Marte es imposible manejarlo en tiempo real.

Así, un equipo de unas cien personas se encarga de preparar la lista de tareas para cada día, que le 'dicen' a Curiosity cómo y hacia dónde moverse y qué instrumentos utilizar, aunque el software de a bordo incluye toda una serie de rutinas que funcionan de forma autónoma para asegurar que el rover no choca contra nada y no se mete en líos rodando por donde no debe.

Instrumentos de Curiosity, la carga más preciada

Otra tarea importante ha sido la de ir poniendo en marcha los distintos instrumentos que lleva Curiosity, su carga más preciada y lo que lo hace útil, para comprobar su funcionamiento y calibrarlos.

Aquí vino la primera pequeña decepción, pues uno de los medidores de viento de la Estación de supervisión ambiental del rover (REMS) que funcionaba sin problemas durante la fase de crucero de la misión parece haberse estropeado durante el aterrizaje, probablemente porque se le haya metido dentro o haya golpeado alguna de las piedras que los motores de la etapa de descenso de Curiosity levantaron durante el aterrizaje.

La REMS tiene dos de estos medidores, con lo que no dejará de poder tomar mediciones del viento en Marte, aunque serán un poco menos precisas de lo deseado.

En cualquier caso, es una lección aprendida para futuras misiones, que con toda seguridad llevarán una cubierta para proteger este tipo de instrumentos durante el descenso.

Todo a punto

Por lo demás, todos los demás instrumentos están funcionando al cien por cien, e incluso en el caso del generador termoeléctrico de radioisótopos que da energía a la nave por encima del 100%, ya que está dando más energía de la prevista.  

Curiosity no depende de la luz del Sol recogida mediante paneles solares

El RTG es uno de los puntos fuertes de Curiosity respecto a otros rovers anteriores de la NASA, ya que no depende de la luz del Sol recogida mediante paneles solares, con lo que ni tendrá que parar durante el invierno marciano y la acumulación de polvo sobre los paneles no será un problema, como sí lo fue para Spirit.

Pero además de comprobar que funcionan, es fundamental calibrar los instrumentos de a bordo, ya que tienen que trabajar en condiciones de iluminación y gravedad distintas que las de la Tierra, y para eso Curiosity ha estado tomando fotos, disparando su láser para tomar muestras de composición de rocas, y moviendo su brazo para que se pueda calibrar el movimiento bajo la gravedad marciana.  

Y claro, siendo un rover, un vehículo móvil, Curiosity ha rodado también unos cuantos metros sobre la superficie de Marte con lo que ahora está solo a unos 300 metros de un punto denominado Glenelg, que es su primer destino dentro del cráter Gale.  

En ese punto los satélites de la NASA han detectado que se unen tres tipos distintos de terreno, por lo que los científicos de la misión lo han designado como el primer punto de interés, y cuentan con que Curiosity pase aproximadamente un mes allí.  

Así que a partir de hoy toca pisar el acelerador, aunque calculan que el rover aún tardará como un mes en llegar a Glenelg, tiempo durante el que por supuesto irá parando para tomar muestras.