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Los perroflautas del cine español

  • La fiesta del cine espñaol debería abrirse a otras visiones y propuestas
  • Mercedes Álvarez e Isaki Cuesta, en la lista de olvidados de la Academia

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Son muchos, muchísimos los títulos que podría citar cómo de muy jovencito me caló no el cine español, el buen cine español. Tendría que citar La torre de los siete jorobados, de Edgard Neville, Historias de la radio, de José Luís Sáenz de Heredia y, por supuesto, Nueve cartas a Berta, de Basilio Martín Patino y El espíritu de la colmena, de Víctor Erice...

Pero hay miles, Viridiana de Buñuel, Fúrtivos de Borau, Calle Mayor de Bardem, Canciones para después de una guerra de Basilio, El día de la bestia de Alex de la Iglesia, Pepi, Luci, bom y otras chicas del montón de Almodóvar.... Y muchas, muchas más.

Lo que he detestado siempre es el afán de las televisiones por mostrar lo peor de nuestro cine y me fastidia también que año tras año La Academia de nuestro cine, no la europea, la británica o la sueca, no, La Academia del Cine Español trastee y eleve a las alturas el mismo cine o las misma forma de entender esta expresión más de nuestra cultura que de nuestra industria. Desde la industria el cine español nada o poco tiene que decir, desde la cultura suele ser referencia habitual en todas las manifestaciones cinematográficas internacionales.

Esa forma de dirigir y de enfocar la Academia

Pero no me gustaria tampoco que se leyera lo que no digo, no hay un reproche que sí crítica lógicamente -y ello supongo que es bueno- a una forma de dirigir y de enfocar la academia y el cine y es que puede parecer que siempre se ríen de los mismos. Parece que algunos directores de cine y cortometrajistas de nuestro país son considerados como perroflautas de la cinematografía española y así tuvimos aquel desprecio de la academia por los cortometrajistas, acusándoles de pesados que siempre recuerdan a la familia, y mientras le prohibían la entrada a Los Goya de Madrid, La Academia Europea en Berlín le otorgaba a Eduardo Chapero-Jackson el primero de sus premios y no sólo no era vetada su presencia como cortometrajista sino que fue invitado con todos los honores por la cinematografía alemana y europea.

Después cayeron en la cuenta que si hay algo que mueve el cine es la afición, como en la opera los usuarios de la platea. Y la pasión, la afición y la movida está en el movimiento del corto español que llenan festivales, cines y espacios. Y, claro, rectificaron porque iba a ser mucho el plumero.

Los terriblemente olvidados

Y en la actualidad es el olvido habitual (a veces y excepcionalmente se rompe y resulta que va y sale un tal Jaime Rosales y hay que darse prisa y reponerla) a un cine español que mueve más emociones, sentimientos, análisis, estructuras, recursos que mercado, ayudas e industria. Y ahí la lista de los terriblemente olvidados está en la mente de todos: José Luís Guerín, Mercedes Álvarez, Jacques Leonard, Chema de la Peña, Isaki Lacuesta, Helena Taberna, Luis Miñarro, Asier Altuna, Telmo Esnal......

Pero no se trata no de citar nombres y señalar, tan sólo de intentar llamar la atención a los miembros de los oficios cinematográficos que no deberían votarse entre sí, que deberían cambiar quizá la forma de votar y de abrise, de contar quizá con la periferia del cine, geográfica y técnica, que en Madrid se decide pero en el resto del país se crea y se trabaja buscando diferentes visiones y propuestas y que díficilmente suelen tener cabida. Quizá ocurre porque se tiene un sentido machacón, económico y contable del cine. A veces las obsesiones comienzan desde la cutrez de una estrechez o limitación, pero llega un momento en elque se debe salir de ella para madurar, evolucionar y crecer un poquito.

Yo no sé si quienes están muy preocupados por las salas de exhibición y por su supervivencia están en condiciones de valorar realmente el cine español que debe ser potenciado, ayudado y difundido. La verdad es que creo que no, que tan inquietos están por los gastos y los ingresos y beneficios que difícilmente apostarán por el riesgo. Y si no recordemos a Patricio Guzmán y su bellísima Nostalgia de la luz que no ha tenido una sóla oportunidad en las salas de nuestro país. Hay miedo y tiene lógica porque las cosas están difíciles pero siempre les toca a los mismos: cuando había abundancia para que siguiera habiéndola y cuando hay escasez para intentar sobrevivir y resistir.

Me gusta el buen cine español y me sienta mal que películas como las de Mercedes Álvarez, por poner un ejemplo, cueste tanto de encontrar su sitio. Incluso de quienes están llamados a protegerlo.

Eso es todo, que disfruten de la noche más bella del cine español, de las alfombras, de los vestidos y de todo el efecto mediático pero recuerden cuando le pongan el goya entre los brazos o cuando apuren la copa del brindis que hay gente y obras importantes que deberían estar ahí porque también es su fiesta. Y que quizá con el tiempo pueda abrirse para que películas importantes como Los pasos dobles no se queden sin el último de los aplausos de la fiesta del cine.