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Al menos cinco muertos en disturbios en Costa de Marfil mientras Gbagbo se niega a negociar

  • Los enfrentamientos comenzaron de madrugada y se extendieron durante horas
  • El embajador marfileño en la ONU había ofrecido una salida a la crisis
  • El líder de facto debería ceder la presidencia al "ganador" de las elecciones

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La crisis postelectoral en Costa de Marfil se recrudece con al menos cinco personas muertas en nuevos disturbios entre partidarios del presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, y las fuerzas leales al actual presidente que se niega a abandonar el poder, Laurent Gbagbo.

Testigos de los enfrentamientos han asegurado que los tiroteos comenzaron de madrugada y continuaron durante horas.  Algunos afirman haber visto hasta siete cadáveres en las calles. 

"Hubo disparos por todos lados durante horas", explica el estudiante  Ouattara Idrissa, de 20 años, residente de Abobo, un barrio de partidarios de Ouattara en la capital, Abiyán. "No hemos podido salir. Nos  escondimos en nuestras casas y sólo ahora estamos seguros de poder salir".

Un periodista de Reuters ha informado de que entre las víctimas mortales se encuentran dos manifestantes y tres policías. 

La violencia desatada tras las elecciones del pasado 28 de noviembre deja ya más de 200 muertos, según el saldo de la ONU que, a pesar de tratar de medir en el conflicto, aún no ha conseguido ningún resultado positivo. 

Gbagbo no negociará su salida del poder

De hecho, este martes, El Frente Popular Marfileño (FPI), el partido de Laurent Gbagbo, ha rechazado este martes cualquier solución a la crisis postelectoral que atraviesa Costa de  Marfil que pase por el abandono de la presidencia por parte de su  líder, pese a las exigencias de la comunidad internacional.

"Lo que no es negociable es la victoria de Laurent Gbagbo,  elegido y  proclamado oficialmente (como presidente), que gobierna el país", ha señalado N'Guessan a la emisora pública Radio de Costa de Marfil, en contra de la  opinión de los organismos internacionales, que consideran a Ouattara  presidente electo del país.

El presidente del FPI, Pascal Affi N'Guessan, considera una maniobra de "distracción" la propuesta planteada por el embajador enviado por Alassane Ouattara a la ONU, Youssoufou Bamba, reconocido por la organización internacional, de formar un Gobierno de unidad nacional si Gbagbo deja pacíficamente la Presidencia.

Frente a él, Alassane Ouattara se había mostrado dispuesto a trabajar con los partidiarios de Laurent Gbagbo para formar un Gobierno de unidad, si éste último renunciaba a la presidencia de Costa de Marfil, según ha declarado Bamba a la BBC.

"Lo que estoy diciendo es que Ouattara debe ser reconocido como legítimo presidente por Gbagbo", ha dicho el embajador, que ha añadido que Gbagbo tiene buena gente en su partido y que están dispuestos a trabajar con ellos como parte de un gobierno de unidad, como el que ha dirigido el país en los últimos años hasta que estalló la crisis post-electoral hace un mes.

La sombra de la guerra civil

Bamba ha querido dejar muy claro es que la victoria de Ouattara "no puede ser cuestionada". "Si Gbagbo acepta, podríamos negociar", ha dicho.

Gbagbo, en el poder desde el año 2000, se ha mantenido en el poder los últimos años en una coalición a la espera de la celebración de las elecciones presidenciales que debían haber supuesto una salida al conflicto que enfrentó al país entre el 2002 y el 2007.

Sin embargo, la precaria paz saltó por los aires tras el escrutinio de los comicios del pasado 28 de noviembre. Las autoridades electorales dieron ganador a Ouattara, pero el Consejo Constitucional, afín a Gbagbo, dio la vuelta a los resultados.

Los dos líderes se autoproclamaron entonces presidentes, aunque la comunidad internacional solo reconoce a Ouattara. Líderes africanos han llegado a amenazar a Gbagbo con una intervención militar si no depone su actitud.

Costa de Marfil se enfrenta a la reanudación de la guerra civil  (2002-2007), que dejó el país dividido y controlado en el sur por las  Fuerzas Armadas y de seguridad, leales a Gbagbo, y en el norte por las  Fuerzas Nuevas, que no se desarmaron tras el conflicto y respaldan a  Ouattara.