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De la Luna hasta Marte y más allá

  • Tras la llegada a la Luna, la NASA sufrió una brusca bajada de presupuesto
  • Se centró en misiones no tripuladas que exploraron el Sistema Solar
  • En los 80 comenzaron los vuelos en transbordadores, más económicos y menos mediáticos
  • Los 90 supusieron una recuperación con el Hubble, la ISS y las misiones en Marte
  • La 'visión' presentada por Bush apuesta por recuperar los proyectos más mediáticos
  • Especial 50 aniversario de la NASA

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Imagen de la Estación Espacial Internacional.
Imagen de la Estación Espacial Internacional.

Una vez alcanzada la Luna, la NASA se encontró con el siguiente círculo vicioso: No podía recuperar la atención popular porque carecía ya de los grandes presupuestos de los años 60 y, al convertirse en un elemento cada vez más marginal, era cada vez más imposible tener el dinero necesario para continuar con sus programas tripulados.

La solución a la que se llegó fue doble: por un lado, apostar por los transbordadores espaciales, que son parcialmente reutilizables, frente a los cohetes de Von Braun, y lanzarse a la conquista del Sistema Solar con artefactos no tripulados en búsqueda de vida extraterrestre.

Años 70: Exploración planetaria

Tras el final del programa Apolo, en los años 70 las misiones no tripuladas se convirtieron en el único argumento de la agencia para justificar su presupuesto. Y vaya si lo hizo. 

Aunque sea un aspecto menos conocido, la visión que hoy en día tenemos del Sistema Solar y de la propia Tierra es heredera directa de lo que hicieron las sondas PioneerVoyager y Viking durante estos años.

Lanzadas en 1972 y 1973, Pioneer 10 y 11 aportaron datos básicos sobre la composición de Saturno y Júpiter, siendo una avanzadilla básica para lo que luego haría la misión Cassini-Huygens.

Por su parte, Voyager 1 y 2 tomaron en 1977 caminos opuestos: la primera se dirigió a los confines del Sistema Solar, más allá del Cinturón de Asteroides, mientras su compañera se acercó a la zona más próxima al Sol.

Sin embargo, la misión realmente `estelar¿ de la década fue el proyecto Viking, que supuso el envío de dos sondas al planeta rojo en búsqueda de vida.

Aunque no la encontraron, las imágenes enviadas en 1976 aportaron una información vital sobre la composición del planeta más parecido a la Tierra en el Sistema Solar.

Años 80: La rutina del transbordador

Mientras estas naves exploraban los confines de nuestro espacio más cercano, las misiones tripuladas volvían a orbitar en 1981 con el despegue de uno de los tres transbordadores construidos por la NASA para ahorrar costes, el Columbia.

El problema es que sus objetivos no eran tan atractivos como sus padres del Apolo: mantenimiento y transporte de grandes cargas.

De hecho, pese a que han realizado más de 100 vuelos con éxito desde hace 27 años, solo dos han atraído la atención popular y por nada bueno: la muerte en 1986 de los astronautas del Challenger y las de los tripulantes del Columbia en 2003.

Sin embargo, los transbordadores sí han jugado un papel importante durante estos años. Por ejemplo, de no haber sido por ellos, el telescopio espacial Hubble, que lleva 18 años asombrándonos con imágenes espectaculares del Universo, no habría podido funcionar correctamente.

Una aberración en su lente provocó que las primeras imágenes que envió estuviesen distorsionadas, lo que hizo que los astronautas le colocase unas `gafas¿ que corregía el problema en 1993.

Años 90: Marte, la ISS y el Hubble

Tras los oscuros años 80, ensombrecidos por el accidente del Challenger en el 86, los 90 suponen una recuperación parcial del crédito de la agencia, sobre todo a partir del trabajo del Hubble y las misiones a Marte.

Estamos en la época del "más rápido, mejor y más barato", una filosofía enunciada por Daniel Goldin, nombrado administrador de la NASA por George Bush padre en 1992.

Este enunciado supone en la práctica la diversificación de programas de la agencia y un cierto espíritu 'low cost', que llevará de nuevo a postergar el retorno del hombre a la Luna.

La misión Mars Pathfinder se convierte en todo un éxito en 1996, pero la pérdida de la Mars Polar Lander y la Mars Climate Orbiter cuestionan seriamente el trabajo de Goldin, que fue cesado por George Bush hijo en 2001.

El otro gran proyecto de la NASA en estos años fue la Estación Espacial Internacional, heredero de otros proyectos anteriores como el Skylab y la Space Station Freedom.

En 1998 comenzó su construcción con la colaboración de 16 naciones, lideradas por Estados Unidos y Rusia.

Diez años después el proyecto aún sigue siendo una incógnita, pese al éxito de la construcción del laboratorio Kibo el pasado mes de febrero, y ha sido muy criticada por sus costes y los retrasos en su construcción.

La 'visión'

El desastre del transborador `Columbia' en 2003 -en el que murieron siete astronautas- supuso una nueva catarsis para la agencia.

Coincidiendo con la llegada de los robots Spirit y Opportunity a Marte, el presidente de EE.UU., George W. Bush, presentó su `nueva visión¿ de la exploración espacial, que pretende fijar las nuevas prioridades de la agencia en los próximos años.

La `visión de Bush incluía la sustitución de los transbordadores en 2010 y el proyecto de volver a la Luna en 2020, en lo que suponía una auténtica enmienda a buena parte de la labor realizada en 1990.

La pregunta que se planteó enseguida es cómo se iban a financiar estos proyectos con los altos costes de la Estación Espacial Internacional y las dificultades que encuentra el Gobierno federal para incrementar el presupuesto la NASA.

La dimisión de Alan Stern, director científico de la agencia, el pasado mes de marzo ya da una pista: se marcha por los recortes de fondos para las misiones de investigación básica, al ser consideradas menos mediáticas.

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