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El ministro del Tesoro británico, nuevo enemigo público número 1 por sus previsiones catastrofistas

  • Los empresarios británicos le culpan de haber hundido con sus comentarios a la libra
  • Las malas lenguas hablan de malas relaciones entre Darling y Brown
  • Un reciente informe de Interior unía la crisis al aumento de la criminalidad

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La acuciante crisis económica en la que también se encuentra inmerso el Reino Unido tiene un claro culpable para los empresarios británicos: su ministro del Tesoro, Alistair Darling. Le acusan de haber contribuido al hundimiento de la libra y acelerar la recesión con unas declaraciones catastrofistas sobre el estado de la economía.

Después de que Darling afirmase en una entrevista  que este país se enfrentaba a la peor crisis económica en sesenta años, la libra cayó este lunes a su nivel más bajo frente al euro desde 1999 -una libra: 1,23 euros- y tampoco le fue mejor frente al dólar al cotizar a sólo 1,799 cuando el mes pasado valía dos dólares.

De poco sirvió que el ministro precisase poco después que al hablar de crisis había querido referirse a las condiciones internacionales y no a las específicas de este país. El daño ya estaba hecho.

El líder de la oposición conservadora, David Cameron, calificó las declaraciones de Darling de "extraordinarias" mientras que el responsable de Economía de su partido, George Osborne, dijo que sus palabras demostraban que al frente del país había un "gobierno dividido y totalmente disfuncional".

Más crisis, más crímenes

Por si fuera poco, la prensa publicó un informe preparado para el ministerio del Interior según el cual la crisis tendría como consecuencia inmediata, además del incremento del paro,  mayor criminalidad callejera, menor policía, más inmigración ilegal y un aumento del racismo y el extremismo ultraderechista.

El primer ministro, Gordon Brown, trató de quitar importancia el mismo lunes desde Bruselas a las declaraciones de Darling, afirmando que las actuales dificultades económicas se debían a "circunstancias excepcionales" como la combinación de los precios del petróleo, que se han triplicado, y la crisis crediticia internacional.

Algunos observadores se preguntan hoy si Darling ha hecho el juego consciente o inconscientemente a quienes tratan de deshacerse de Gordon Brown antes de las próximas elecciones, previstas para el 2010, porque con él al frente el Partido Laborista se enfrentaría a un desastre electoral.

Fuentes de Downing Street, sede del jefe del Ejecutivo, se han apresurado a negar las versiones que circulan sobre la existencia de diferencias entre Brown y su ministro del Tesoro y aseguran que éste sigue gozando de la total confianza del primero.

Hoy, algunos periódicos contrastan las alarmistas declaraciones del titular de Economía, este fin de semana, al diario "The Guardian", con las que pronunció al presentar en marzo pasado el presupuesto.

El excesivo optimismo del ministro del Tesoro

Entonces, Darling aseguró que Gran Bretaña estaba en mejor posición que otros países para hacer frente a la crisis mundial y llegó a predecir que, gracias a la destreza del Gobierno laborista, la economía británica seguiría creciendo este año y los próximos.

Darling se equivocó entonces con su excesivo optimismo y se equivoca ahora con sus "jeremiadas", señalan los observadores, que acusan al más estrecho colaborador de Brown de haberse desprestigiado con su "innecesario alarmismo" y su "comportamiento errático".

Sea como fuere, la polvareda que han levantado las palabras de Darling amortiguarán el efecto de las nuevas medidas que anuncia hoy el primer ministro para ayudar a quienes tratan de comprar su primera vivienda o tienen dificultades para pagar sus hipotecas por culpa de la crisis.