¿Enamorarse de un mito o de un hombre terrenal?… ¿No era un poco inhumana la exigencia del Caballero del Cisne?… Hombre, es duro: un compañero sin pasado ni nombre propio... La culpa ¿fue de Elsa? ¿o del choque entre la luz y la sombra?,,, Desde los confines de la luz desciende esta música hasta el mundo de los humanos con sus miserias, sus amores y sus ambiciones. Nos situamos en el siglo X, en Brabante. Elsa es acusada de haber asesinado a su hermanito Gottfried. El acusador es el ambicioso Federico, espoleado por su particular "Lady Macbeth", que se llama Ortrud. El rey Enrique decreta un "juicio de Dios". Y aparece.. ¡el Caballero del Cisne! mágicamente, para luchar por Elsa. Vence a Federico, pide a Elsa en matrimonio, pero le advierte que nunca ha de preguntar su nombre ni su origen. Wagner adjudica melodías hermosísimas a Elsa, para representar su sencillez o su pureza, y música retorcida para los malos. También suenan lejanas fanfarrias, como en Tristán, para simbolizar los restos, los ecos de la rectitud caballeresca que Federico y Ortrud han dejado "al otro lado". Y el coro es la conciencia colectiva de la trama: anuncia, se asombra, celebra, se lamenta… El leitmotiv del cisne, de la advertencia, de Elsa, de las maquinaciones… El caso es que la exigencia de Lohengrin es casi inhumana. Ortrud siembra la duda en Elsa, y ella transgredirá. El desenlace mágico y triste de la ópera. Lohengrin símbolo del artista solitario e incomprendido. Pero Elsa: símbolo del amor realista, de la calidez del seno terrenal, que es lo que atrae al Caballero desde las alturas. Felices amores míticos o realistas, queridos amigos-as.
