Documentos RNE   Vida y literatura en Ignacio Aldecoa 13/12/2019 57:20

En noviembre de 2019 se cumplieron 50 años de la muerte de Ignacio Aldecoa, uno de los mejores autores de cuentos del siglo XX; un hombre que, aunque murió con solo 44 años, tuvo tiempo de publicar casi ochenta narraciones y cuatro novelas, en las que reflejó la vida de una gente que no salía en los triunfales documentales del NODO.

Aunque de familia burguesa, Ignacio Aldecoa –nacido en Vitoria en 1925- se sintió muy próximo a personas humildes y que no habían sido favorecidos por la fortuna. Empezó a tratar con ellos desde muy joven, primero en Salamanca, donde inició la carrera de Letras, y después en Madrid, adonde llegó en 1945 y donde contactó con un grupo de jóvenes que pretendían, como él, dedicarse a la literatura: Rafael Sánchez FerlosioJesús Fernández SantosAlfonso SastreCarmen Martín Gaite o Josefina Rodríguez, con la que se casaría en 1952. Todos formaron parte de la generación del cincuenta; niños de la guerra civil que vivieron las limitaciones de la posguerra; escritores influidos por la narrativa norteamericana y por el neorrealismo italiano.

Libros como El aprendiz de cobradorEspera de tercera clase y El corazón y otros frutos amargos, muestran la perfección de su prosa, su sentido de la observación y su empatía con los menos favorecidos. En 1954 publicó su primera novela, El fulgor y la sangre, y dos años después, Con el viento solano, novelas que contaban un suceso –el asesinato de un guardia civil en una feria a manos de un gitano-. Quedó pendiente una tercera, sobre el mundo de los toros, para conformar una trilogía titulada La España inmóvil, pero que no pudo terminar. En 1958 apareció Gran Sol, una novela sobre la pesca de altura que el escritor había vivido en su propia piel unos años antes, cuando se embarcó en un pesquero que faenaba en las costas de Irlanda.

Él y Josefina pasaron un año con una beca en Estados Unidos, el mejor de su vida como diría ella, y descubrieron por entonces una Ibiza que todavía no había sido invadida por el turismo y que adoptaron como lugar de vacaciones. Las islas eran para Aldecoa una especie de paraíso. Años después viajó a Las Canarias sobre las que publicó un libro de viajes, Cuaderno de Godo; y se estableció una larga temporada en La Graciosa, donde escribió su última novela, Parte de una historia.

Con una simpatía y un innegable don de gentes fue el centro de un numeroso grupo de amigos que le admiraban por su personalidad arrolladora y su talento literario.

Modesta Cruz trae a Documentos RNE la figura de Ignacio Aldecoa con la participación de su hija Susana y dos estudiosos de su obra, Ángeles Encina, de la Saint Louis University, y Fernando Vals, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Oiremos también la voz de su viuda, Josefina, fallecida en 2011, que a la muerte de Ignacio decidió, como homenaje, adoptar el apellido Aldecoa. También contamos con algunos de sus amigos como el director de cine Mario Camus y los escritores, ya fallecidos, Jesús Fernández Santos y Carmen Martín Gaite.

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