Estamos inmersos en la cuarta revolución industrial. La irrupción de los robots y la Inteligencia Artificial están cambiando el mercado laboral. El trabajador del futuro será un nativo digital. Como explica José Manuel Sanjurjo, vicepresidente de la Real Academia de Ingeniería, el nuevo paradigma de la industria 4.0 es del teclado al consumidor. Los trabajadores tendrán que estar preparados para convivir con máquinas inteligentes y la cadena de valor de la empresa se desplazará hacia el mundo cibernético.
La digitalización ha impulsado una globalización que afecta no solo a los clientes, que pueden encontrarse en cualquier rincón del planeta, sino también a los trabajadores. La mano de obra ya no será determinante para la empresa. Nuestro país, como el resto de Europa -advierte Sanjurjo--, tendrá que apostar por la fabricación de productos de alto valor añadido si quiere ser competitiva. Uno de los grandes problemas de este modelo productivo es que habrá países que serán muy dependientes de una tecnología y de un conocimiento de los que carecen. Otros en cambio, como EEUU y China, compiten por la supremacía mundial y asistimos a Cambios de calado en el orden geopolítico.
