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La Audiencia Nacional ha condenado a 10 años de prisión al exportavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, y al ex secretario general del sindicato LAB, Rafael Díez Usabiaga, como dirigentes de ETA por intentar reconstruir la formación ilegalizada a traves de la formación Baterasune, según informa Cristina Ónega, de TVE. La Fiscalia pedía para ellos 10 años de carcel. En la sentencia también han sido condenados a 8 años por pertenencia a banda armada a Miren Zabaleta, a la extesorera del Partido Comunista de las Tierras Vasca Sonia Jacinto, y al exresponsable de Haika en Álava Arkaitz Rodríguez. La Audiencia Nacional ha absuelto a tres de los ocho procesados por querer reconstruir Batasuna: Txelui Moreno, Amaia Esnal y Mañel Serra. La Fiscalía les retiró la acusación durante el juicio al no poderse demostrar que formaran parte de Bateragune.

Esta madrugada la policía afgana ha conseguido acabar con el asalto de un grupo de insurgentes talibanes a varios edificios oficiales del centro de Kabul. Ha durado más de 20 horas y han muerto 21 personas, entre ellas seis de los terroristas atrincherados en un edificio desde el que dirigían los ataques.

El 11- S desencadenó una intensa ofensiva mundial contra el terrorismo liderada por Estados Unidos. Pakistán ha sido desde entonces uno de sus principales aliados en esta lucha y donde por fin cayó Bin Laden el pasado mayo.

Porque aparte de las casi tres mil vidas que se perdieron aquél día, y de los casi 25.000 millones de dólares que va a costar reconstruir la Zona Cero, el ataque devastó el corazón financiero de Estados Unidos. Tanto, que varias aseguradoras quebraron después de tener que pagar unos 50.000 millones en indemnizaciones. Después llegó la multimillonaria "guerra contra el terror". Se calcula que, mientras Al Qaeda invirtió unos 500.000 dólares en los atentados, las operaciones antiterroristas le han costado ya a los contribuyentes americanos más de tres billones.

Nueva York ha acogido el acto central de los homenajes a las víctimas del 11-S. Allí hemos visto por primera vez juntos al presidente Obama y su antecesor Bush presidir un aniversario del 11-S. Se cumplen 10 años de la tragedia, y una vez más las lágrimas, la solemnidad y la emoción han vuelto a ser las protagonista.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, preside en Nueva York los actos en memoria de las víctimas del 11-S en el décimo aniversario de los atentados. Obama ha recordado a los presentes que a pesar de las tragedias, "de que la tierra tiemble o el mar llegue a las montañas", "Dios está con todos nosotros".

Nueva York se dispone a rememorar el décimo aniversario de la jornada más amarga de su historia. La vigilancia policial se hace visible en los centros neurálgicos de la ciudad. Pero parece tratarse más de una medida tranquilizadora que de un control capaz de conjurar una amenaza terrorista en la que nadie acaba de creer. Y los neoyorkinos viven --en un ambiente de tensa normalidad-- las vísperas de la conmemoración del 11 de septiembre de 2001, cuando un ataque suicida de Al Qaeda derribó las Torres Gemelas. 

En los barrios de Nueva York con población árabe y paquistaní se vive con cierto nerviosismo el aniversario del atentado contra los Torres Gemelas. Porque no han olvidado que entonces sufrieron numerosos registros y detenciones arbitrarias de ciudadanos a los que su origen o su religión convirtieron en sospechosos de simpatizar con Al Qaeda.

La xenofobia se respira todavía en los barrios donde se concentra la población de origen árabe y religión islámica, cuyos vecinos sufren la desconfianza e incluso el rechazo de una gran parte de la sociedad norteamericano.

Planes de ajuste, agencias de calificación, prima de riesgo, rescate económico... Diez años después, el terrorismo islamista ha quedado en segundo plano. El asunto estrella es la crisis. El 11-S no la causa. Los atentados significaron un retroceso de las libertades en todo el mundo. Democracias y también regímenes tiránicos endurecieron sus leyes antiterroristas. Con ellas en la mano, en estos años unas 120.000 personas han sido detenidas, y 35.000, condenadas por terrorismo, ha calculado la agencia Associated Press.

Nueva York de nuevo en alerta por terrorismo. La presencia policial se ha incrementado un 30% en lugares estratégicos de todo el país, especialmente túneles, puentes, autopistas y transporte público. La policía sigue la pista de tres sospechosos, uno de ellos de nacionalidad estadounidense, posiblemente relacionados con Al Qaeda, que entraron en agosto procedentes de Afganistán. Posteriormente alquilaron dos automóviles en Misuri.