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Las fuertes lluvias que han azotado el norte de Inglaterra en los últimos días han remitido este martes, lo que da un respiro a los habitantes de las comarcas afectadas por las peores inundaciones en años. Con la relativa calma llegan también las críticas por la falta de previsión de las autoridades y por las insuficientes inversiones públicas en infraestructuras.

El temporal, bautizado oficialmente como "Tormenta Frank", ha afectado especialmente a los condados de Yorkshire, Lancashire, y Greater Manchester.

El lunes, la crecida del río Ouse desbordó la barrera contra inundaciones de la ciudad de York y anegó su centro histórico. Unas 500 propiedades se han visto afectadas.

En Greather Manchester, más de 1.100 viviendas siguen sin electricidad en localidades como Rochdale y Bury.

Otro de los puntos más azotados por la lluvia fue el centro de la ciudad de Leeds, con la crecida del río Aire hasta niveles récord, donde un millar de hogares quedaron bajo las aguas en los últimos días y más de 400 negocios resultaron afectados.

El primer ministro, David Cameron, visitó York el lunes y fue recibido por algunos vecinos con gritos de "no más recortes a los servicios públicos", informa Efe. "Estudiaremos qué ha ocurrido aquí y veremos qué es necesario hacer", declaró Cameron.

El temporal que está arrasando el sur y el este de Estados Unidos ha causado ya 44 víctimas mortales, incluyendo las 25 personas que perdieron la vida en las últimas horas en los estados de Texas, Misuri e Illinois. Además, el paso de tornados y tormentas ha provocado que más de 1.400 vuelos se cancelaran este lunes por el mal tiempo.

La zona más afectada a lo largo de estos días ha sido el norte de Texas, en concreto el área metropolitana de Dallas, que fue golpeada el sábado por la noche por nueve tornados que arrasaron en pocos minutos centenares de viviendas y se cobraron la vida de once personas.

Tornados, tormentas y vientos de más de 300 kilómetros por hora han dejado al menos 43 muertos y un paisaje de devastación. El gobernador del Estado de Texas ha declarado zona catastrófica el área metropolitana de Dallas, la cuarta ciudad del país con siete millones de habitantes. En el norte de Texas, Nuevo México y Oklahoma, las nevadas más intensas de las últimas décadas han provocado desprendimientos y han dejado cientos de carreteras intransitables, en una época de intenso tráfico.