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Agentes antidisturbios de los Mossos han rodeado los accesos del llamado "Banco Expropiado" de Barcelona tras dispersar a empujones al centenar de personas que se habían concentrado a las puertas de la finca, en apoyo a los okupas que, según aseguran, han vuelto a entrar en el inmueble.

La octava jornada de movilizaciones en Francia contra el proyecto de reforma laboral que pretende sacar adelante el Gobierno se ha desarrollado en un clima de creciente crispación, que ha degenerado en disturbios en diferentes puntos del país. De este modo, el pulso entre los principales sindicatos y el Ejecutivo de Manuel Valls ha continuado en sectores clave de la economía como el transporte, los combustibles o el abastecimiento eléctrico. En todo el país, han sido unas 153.000 personas las que han participado en las marchas, según las autoridades, unas cifras que los sindicatos han elevado hasta los 300.000. Según el Ministerio del Interior, 77 personas han sido detenidas en todo el país, de ellas 36 en la capital, y 15 agentes de las fuerzas de seguridad han resultado heridos en los enfrentamientos.

Los disturbios en el barrio de Gràcia, en Barcelona, tras el desalojo del "banco expropiado" han tensado la relación del Govern con sus aliados de la CUP, han ensombrecido el primer aniversario de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona y han puesto en el punto de mira a su antecesor Xavier Trias, que pagó el alquiler a los okupas. El exalcalde convergente defiende que la decisión fue legal.

Tras el desalojo el lunes, día 23, del "banco expropiado", una antigua oficina bancaria okupada en 2011, las callejuelas de Gràcia han sido escenario de disturbios durante tres noches consecutivas, en las que los alborotadores han quemado contenedores, destrozado entidades bancarias y volcado vehículos, mientras los Mossos d'Esquadra les repelían con cargas y disparando proyectiles de precisión.