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La Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai ha viajado entre fuertes medidas de seguridad a Mingora, en el noroeste de Pakistán, en su primera visita a su ciudad natal desde que en 2012 un talibán le disparó en la cabeza por su defensa de la educación femenina. "Ha visitado con sus padres y su hermano su casa, donde permaneció durante un rato", indica a Efe una fuente policial, que pidió no ser citada. Sin embargo, su presencia también ha despertado duras críticas y protestas.

"Tomemos nuestros libros y nuestros lápices. Son nuestras armas más poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo". De esta forma se dirigía a la Asamblea de las Naciones Unidas el día que cumplía 16 años Malala Yousafzai, la niña que plantó cara a los talibanes en Pakistán para poder estudiar y a la que intentaron acallarla a tiros un año antes. Aquella niña sobrevió milagrosamente al atentado y hoy es un icono de la lucha por el derecho Universal a la Educación y la Premio Nobel de la Paz más joven de la historia.

Ahora, el documental Él me llamó Malala, dirigido por Davis Guggenheim, nos cuenta la increíble lucha de Malala, y a la vez su lado más cercano y humano, el de una joven adolescente. RTVE.es te adelanta en exclusiva el 'Así se hizo' de este documental, que se estrena en los cines españoles este viernes 6 de noviembre.

"Es una persona extraordinaria que viaja a lugares importantes y habla con elocuencia ante gente poderosa pero se nos olvida que es una niña que va al colegio y a la que le gusta hacer sus deberes. Quiere cambiar el mundo, es así de ambiciosa. Escribe unos discursos fantásticos, pero luego está en casa preocupada por un examen", explica en este making of Davis Guggenheim.

Guggenheim (conocido por documentales como Una verdad incómoda, Esperando a Supermán) nos muestra cómo Malala, su padre Ziauddin y su familia están comprometidos a luchar a favor de la educación de las niñas de todo el mundo. La película nos permite echar un vistazo desde dentro de la vida de esta extraordinaria joven, desde su estrecha relación con su padre, que le infundió el amor por la educación, hasta sus apasionados discursos en la ONU, pasando por su vida cotidiana con sus padres y hermanos, con los que también se pelea, como cualquier adolescente.

"Soy una estudiante normal, después del colegio tengo que hacer los deberes, si llego tarde también me castigan y cosas así", cuenta en este vídeo la propia Malala, a la que en este entrañable documental la vemos avergonzarse cuando se le pregunta por chicos o por sacar una nota baja en un examen de Química y la que también confiesa que le encanta jugar al  'Candy Crush' o hacer trucos con cartas, como a cualquier chica de su edad.

Guggenheim confiesa que su intención es "profundizar más que nadie" en este icono mundial al que creemos conocer, y relamente lo consigue en este extraordinario documental que nos hace emocionarnos y también reír.

"Le pregunté: '¿No te gusta hablar de cuánto has sufrido?'. Y ella evitó la pregunta. Y aún no sé por qué. Supongo que ellos no creen que hayan hecho algo extraordinario. Han visto a gente que ha sufrido más. Y eso es lo más extraordinario, han vivido un infierno, pero no hay un ápice de rencor en ellos. Y eso puede verse en la película. Siempre conservan la alegría", añade Guggenheim sobre este documental rodado a lo largo de los 18 meses que pasó junto a toda la familia Yousafzai, tanto en Reino Unido -donde viven actualmente porque pesa sobre ella una amenaza de muerte de los talibanes si regresa a Pakistán- como viajando por Nigeria, Kenia, Abu Dhabi y Jordania por sus múltiples compromisos.

"En la película podemos ver que la educación le dio poder a Malala, le dio una liberación. Si esta película logra mostrar eso, si conseguimos que esas ideas sirvan a otras personas, será muy especial", concluye el director del documental.

La adolescente paquistaní Malala Yousafzai y el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi, han recibido este miércoles el Nobel de la Paz en el ayuntamiento de Oslo por su lucha por los derechos de los niños.

Malala fue tiroteada en 2012 por integristas talibanes por defender la educación femenina en su país, mientras que Satyarthi lleva décadas luchando contra la explotación infantil en la India.

El Nobel de la Paz de 2014 ha premiado la defensa del derecho de las niños a ser, precisamento eso, niños. Y el comité noruego ha puesto dos nombres propios a esta lucha, aunque reconoce que hay muchos más: la joven paquistaní Malala Yousafzai, que arriesgó su vida por reivindicar que las niñas deben ir a la escuela, y el indio Kailash Satyarthi, presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil.

 

Malala Yousafzay y Kailash Satyarthi, una paquistaní y un indio, premio Nobel de la Paz 2014 por su lucha en favor de la educación infantil y en contra de los extremismosKailash Satyarthi, nacido en la India hace 60 años, preside la organización no gubernamental Marcha Global contra el trabajo infantil. Fundada por él mismo tras la movilización civil que lideró en 1998 contra la explotación de los niños. Un movimiento pacífico que reunió a más de siete millones de personas. Desde entonces, ha liberado a unos 80.000 menores esclavos forzados  a trabajar en su país. Malala es esa niña paquistaní a quien todos conocimos hace justo este viernes dos años, después de que un militante talibán le disparara en la cabeza mientras acudía al colegio (10/10/14).

La activista paquistaní Malala Yousafzai y el activista indio Kailash Satyarthi ha sido galardonados este viernes con el Nobel de la Paz 2014 por su lucha a favor de la educación infantil, según ha anunciado el Comité Nobel Noruego. 

El Nobel de la Paz pone su objetivo en la infancia. En ese futuro de la humanidad que se ve privado de niñez porque ha de trabajar de sol a sol, porque no se le permite acceder a la educación, porque en decenas de países del mundo se incumplen los derechos de la infancia. "El comité entiende que es importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común en pro de la educación y en contra del extremismo", ha afirmado el presidente del comité noruego.

El premio Nobel de la Paz de 2014 reconoce la defensa de los derechos de las niñas a estudiar. Y esta lucha tiene dos nombres propios: la joven paquistaní Malala Yousafzai, que arriesgó su vida por ir a la escuela, y el indio Kalas Satyarthi, presidente de la marcha global contra el Trabajo Infantil.

"El comité entiende que es importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común en pro de la educación y en contra del extremismo", ha afirmado el presidente del comité noruego, Thomas Jagland.

Después de dos años de premios sin rostro -la Unión Europea en 2012 y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en 2013- el galardón  de 2014 recupera el sello propio.

El Nobel de la Paz, dotado con 1,1 millones de dólares es el único galardón que a diferencia del resto de premios Nobel se entrega en Noruega y no en Suecia. La ceremonia se celebrará en Oslo el próximo 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Alfred Nobel, y el mismo día se entregarán el resto de premios en Estocolmo. 

El Ejército paquistaní ha anunciado este viernes el arresto de los diez insurgentes implicados en el ataque a la joven activista Malala Yusufzai, que se ha convertido en un icono de la lucha por la educación femenina en el mundo.

La Fundación Profesor Manuel Broseta ha entregado sus premios de Convivencia en Valencia. Las dos galardonadas han sido, la doctora Pilar Mateo, creadora de una pintura insecticida contra enfermedades como la malaria o el mal de Chagas. Y también la joven pakistaní Malala, por su lucha a favor de los derechos de las niñas a la educación.

Hoy, Día Universal de los derechos del Niño, Malala Yousafzai ha recibido a sus 16 años el Premio Sájarov a la libertad de conciencia. Un galardón que el Parlamento Europeo le ha otorgado por su defensa de los derechos de las niñas y el acceso a la educacion universal. Malala ha dicho en su discurso: 'Algunos niños no quieren consolas, quieren ir al colegio'

La joven pakistaní Malala Yousf ha recogido este miércoles el premio Sájarov a los derechos humanos, concedido por el Parlamento Europeo. En un plenario de la Cámara, la heroína de los derechos por la igualdad de las mujeres, ha reconocido a los que en Pakistán se enfrentan a la situación de dominación de los talibán, que impiden entre otras cosas, el acceso a la educación de las jóvenes. Malala, que después de ser tiroteatda por fanáticos estuvo varias semanas en coma, ha pedido a la UE que lleve sus valores más allá de sus fronteras y vele por la protección de los Derechos Humanos.

En la tertulia de esta noche hablamos del derecho a la Educación. Especialmente, por parte de las mujeres. Un tema al hilo de las vivencias de la jovencísima Malala Yousafzai, que ha recibido el premio "Sajarov 2013" a la Libertad de Conciencia. Nos acompañan Carmen Guaita, vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE, y Valeria Ciompi, editora del libro "Yo soy Malala".

"Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo". Este fue el mensaje que lanzó Malala Yousafzai ante la asamblea general de Naciones Unidas el 12 de julio de este año, día de su cumpleaños. Antes, esta niña paquistaní de 16 años había sobrevivido milagrosamente a un atentado de los talibanes, que le dispararon en la cabeza el 9 de octubre de 2012 cuando volvía en autobús del colegio a su casa. Desde entonces ha sido la nominada más joven al Premio Nobel de la Paz y lidera desde una fundación un movimiento en favor del derecho a la educación en el mundo. Su terrible experiencia la cuenta en "Yo soy Malala", editado en España por Alianza Editorial, con cuya directora, Valeria Ciampi, recorremos la vida de esta joven que dedica su libro: "Para todas las jóvenes que se han enfrentado a la injusticia y han sido silenciadas. Juntas, nos haremos oír".