La eliminación de los subsidios a los combustibles ha desencadenado una profunda crisis social en todo el país y la implantación del estado de excepción.
Esta medida no solo ha afectado al transporte público, que ahora es más caro, sino que ha provocado una subida general de los precios. Algunos comerciantes asumen el perjuicio y otros tienen que intentar que el cliente no note las subidas para que no caigan las ventas.