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El monasterio cántabro de Santo Toribio ha cerrado la Puerta del Perdón, con lo que termina el Año Santo Lebaniego que ha atraído a 1,2 millones de peregrinos que se han acercado a Liébana para ganar el jubileo en el enclave que guarda el Lignum Crucis, el mayor trozo que se conserva de la cruz de Cristo. El Año Jubilar Lebaniego comenzó el 23 de abril de 2017 con la apertura de la Puerta del Perdón y ha terminado con su cierre y una misa en el monasterio presidida por el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge. Fue el papa Julio II quien, en 1512, concedió el jubileo cada vez que la fiesta de Santo Toribio (16 de abril) coincidiera en domingo. De este modo, los católicos que no hayan podido ganar el jubileo este año deberán esperar hasta el próximo Año Santo en 2023.

El papa Francisco ha implorado "esperanza", "paz" y "dignidad" en un mundo marcado por tantas injusticias y violencias, tras la bendición Urbi et Orbi, a la Ciudad y al Mundo, que el pontífice imparte dos veces al año al final de la Semana Santa y en Navidad. "Trae frutos de esperanza y dignidad donde hay miseria y exclusión, donde hay hambre y falta trabajo, a los prófugos y refugiados --tantas veces rechazados por la cultura actual del descarte--, a las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud de nuestro tiempo", ha instado el pontífice.

El papa Francisco ha implorado "esperanza", "paz" y "dignidad" en un mundo marcado por tantas injusticias y violencias, tras la bendición Urbi et Orbi, a la ciudad y al mundo, que el pontífice imparte dos veces al año al final de la Semana Santa y en Navidad. Asomado al balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, Francisco ha hecho un repaso de la violencia y el sufrimiento que se aflige al mundo al recordar a los niños que, "a causa de las guerras y el hambre, crecen sin esperanza, carentes de educación y de asistencia sanitaria".