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Durante estos años de gobierno ultraconservador, el colectivo LGTBI en Polonia ha sido cada vez más perseguido y amenazado. Ser homosexual en un país donde ni los políticos ni la sociedad lo apoyan o lo entienden es un camino durísimo que consiste en tener que esconderse a veces y luchar casi todo el tiempo aunque el futuro parece esperanzador. Eso opina Jakub Urbanik, profesor de derecho en la Universidad de Varsovia y activista por los derechos del colectivo.

Se llamaba David Kozak, tenía 24 años, y ayer mató a 14 compañeros y profesores de la Universidad de Praga antes de pegarse un tiro.

La policía ya lo había rodeado y con las imágenes de su actuación se defiende de las críticas por llegar tarde que ya arrecian en un país conmocionado.

Los investigadores revelan el primer agente se presentó a los cuatro minutos del primer disparo, pero que tuvo que esperar por refuerzos.

Kozak ya estaba en el radar, y el jueves todo se precipitó. Un amigo alertó de que se quería suicidar, pero los agentes llegaron tarde a casa: ya había matado a su padre y se había ido. La siguiente noticia que tuvieron de él fue cuando estaba disparando con armas de guerra en la facultad de Filosofía y Letras.

Otra investigación paralela lo vincula al asesinato, hace una semana, de un padre y su bebé de dos meses en un bosque. Las pesquisas sólo se han cruzado después de la matanza.

"Odio al mundo", escribió el asesino en sus redes sociales, también investigadas, así como su supuesta inspiración en el reciente tiroteo masivo en un colegio de Briansk, Rusia.

Mal, rara, horrible, así se sienten en Praga, donde pensaban vivir en la ciudad más segura de Europa por el alto número de armas en manos de la población.

En Chequia, la Constitución reconoce el derecho a usar armas. Hay un millón en posesión de más de 300.000 personas con permiso, para el que deben superar un examen riguroso. El padre del tirador tenía esa licencia y un pequeño arsenal en casa con el que, presumiblemente, David Kozak cumplió su deseo de causar tanto dolor como fuera posible.

FOTO: EFE/EPA/MARTIN DIVISEK

Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea, ha explicado en Las Mañanas de RNE el recientemente acordado pacto migratorio, el cual considera que “cubre todo tipo de situaciones que podemos afrontar los europeos en medidas de migración”. Asegura que este nuevo sistema “respeta los derechos humanos”, subrayando especialmente que acortará los tiempos de espera para que las personas migrantes puedan ver resuelto su procedimiento de asilo, y apunta a que servirá, entre otros aspectos, para reducir el flujo migratorio ya que “enviará un mensaje a las mafias”.

Schinas ha apuntado también a la importancia del nuevo'principio de solidaridad' al que podrán acogerse los países receptores y que obliga al sistema comunitario a responder dando “el tipo de solidaridad que requiere a lo que se está enfrentando”, aunque las ONG consideran este aspecto particularmente polémico ya que, a su parecer, mercantiliza las vidas de los migrantes al poder sustituirse el asilo por un pago de 20.000€ por persona exluida.

En Francia, la aprobación de la polémica reforma migratoria ha abierto una nueva crisis en el gobierno de Emmanuel Macron. El ministro de sanidad ha dimitido por no estar de acuerdo con el nuevo texto, que ha contado con el apoyo del partido de Marine Le Pen. Desde el Gobierno insisten en que habría salido adelante sin los 89 votos de Agrupación Nacional, pero el respaldo de la ultraderecha ha ahondado en el malestar de los macronistas.

Foto: REUTERS/Sarah Meyssonnier

Menos de dos días de erupción y el volcán de Grindavík, en Islandia, ha pedido fuerza. La imagen ya es distinta a la de las primeras horas. Pero que la intensidad del volcán haya bajado no es un indicio, según los expertos, de que el final esté cerca.  Por eso los españoles que viven allí, siguen en alerta. Esperan que la situación vuelva lo antes posible a la normalidad, pero anticipar una fecha final para el rugir del volcán es, dicen los vulcanólogos, imposible.