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Un último deseo, una última visita, un último recuerdo, a una mujer a la que queda poco de vida le dijeron qué le gustaría hacer y pidió ir a ver a Rembrandt. Pidió ir al Risjkmuseum y despedirse de eso que amaba tanto, el arte. No es el primer caso. Otro hombre también quiso despedirse de la ronda de noche.

En Holanda hay una empresa de ambulancias, 'ambulancias del deseo' es su nombre, que se dedica a cumplir estas últimas voluntades generalmente pequeñas. La gente pide sobre todo volver a los lugares donde fueron felices, puede ser delante de un  cuadro, o puede ser volver a la playa, a ver el mar. Puede ser ver un partido de fútbol de tu equipo de siempre, o acariciar un animal, ir al teatro y vibrar con ese musical que tanto te gustó. Casi siempre con la persona querida cerca, con alguien que te coja la mano, con alguien que te abrace después. La gente antes de decir adiós quiere cosas normales porque muchas veces son las cosas normales las que nos hacen felices.

Pasar rodando por una pared vertical sin caerse es el más difícil todavía. Requiere destreza, valentía y un poco de suerte. El 'Wallride' está de moda y echando un vistazo en las redes sociales se encontran auténticas joyas.  Se puede intentar con un monopatín o con una bicicleta.

El británico Andrew Cotton podría haber superado el récord mundial de esta disciplina, que también posee él, al haber surfeado una ola de 24'3 metros. Los hizo en Nazaret (Portugal), durante la tormenta 'Brigid' del pasado fin de semana. En marzo se conocerá si Cotton ha superado su anterior récord establecido en surcar una ola de 23 metros de altura.

La anécdota de la jornada en el Consejo Europeo se ha producido antes de la reunión, cuando el presidente del Gobierno llegó al edificio del Consejo Europeo. Iba a entrar directo, sin hacer declaraciones, cuando un guardia de seguridad lituano no le ha reconocido y no le ha dejado pasar hasta que Rajoy le ha mostrado la acreditación que le identifica como jefe de Gobierno