Las llamas devoran el suroeste de Francia. El fuego ha arrasado cerca de 7.000 hectáreas y ha obligado a desalojar
a 10.000 personas. Es tal la cantidad de focos descontrolados, que el gobierno ha pedido ayuda a bomberos voluntarios y cinco países han enviado equipos de emergencia. Uno de los peores incendios está cerca de la frontera de Irún, que se ha cortado durante horas y ha dejado atrapados a cientos de camiones.
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