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Los técnicos del Gobierno de Aragón empaquetan desde las tres de la madrugada de este lunes las 44 piezas de arte del monasterio oscense de Villanueva de Sijena que se exhibían en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Lleida, y que un juez ha ordenado devolver a su lugar de origen. A medianoche de este lunes terminó el plazo marcado por un Juzgado de Huesca y, pocas horas después, comenzaron los preparativos para el traslado de esos bienes artísticos.

La devolución a Aragón de los bienes de Sijena enfrenta a los gobiernos autonómicos catalán y aragonés desde hace años, pero el proceso independentista y la actual campaña electoral en Cataluña han cargado de tensión política el proceso.

De hecho, fuerzas políticas independentistas como la CUP han pedido a los ciudadanos que este lunes se concentren a las puertas del museo leridano para protestar por la operación. A última hora de la tarde de este domingo, unas 70 personas se manifestaron delante de la galería y depositaron a la puerta una pancarta con el lema "Manos arriba, esto es un atraco".

Gente desnuda jugando patéticamente en la cámara de gas de un campo de concentración. Son las imágenes que en 1999 mostraba un polémico video del artista Artur Zmijewski, exhibido en el museo de arte contemporáneo de Varsovia y que aún puede verse colgado en su web. En 1999 se exhibió también en Cracovia y levantó ampollas en la comunidad judía que pidió su retirada.

Lo que no se sabía era en qué campo de concentración se había grabado ni a quién pedir explicaciones. Hasta que este verano los Duques de Cambridge visitaron el campo de Stutthof, en Polonia.Un abogado judío que investigaba el video ha reconocido en las imágenes de esa visita el lugar en el que el artista polaco grabó su particular reivindicación de la memoria del holocausto. Este fue el primer campo que se construyó fuera de Alemania y el último que se liberó. Se incluyó en la solución final y en sus cámaras de gas murieron decenas de miles de personas. Ahora algunas de las organizaciones judías en Israel como la Organización de supervivientes del holocausto o el centro Simon Wiesenthal han pedido explicaciones a los gestores del antiguo campo y al gobierno de Polonia.

¿Cómo es posible que el video se grabara y que nadie protestara después?, se preguntan. No es la primera vez que el artista, que pretendía hacer terapia colectiva sobre el trauma a través del juego en el lugar del horror, desata la polémica con su trabajo. Zmijewski también fue noticia cuando grabó a un superviviente retocándose el tatuaje con su número de prisionero en Auschwitz para hablar sobre la memoria.

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