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El ex presidente de Egipto será juzgado junto a dos de sus hijos y el exministro del Interior por la muerte de manifestantes durante las revueltas. Su comparecencia aún está en el aire por su estado de salud. Fuera del juzgado se registran disturbios entre partidarios y detractores.

Mubarak, tras abandonar el hospital en el que se encontraba ingresado, en Sharm el-Sheikh, por su débil estado de salud, está ya en El Cairo para enfrentarse a su juicio. Junto a él, su antiguo ministro del Interior, Habib el Adli, y sus dos hijos, Gamal y Alaa. Todos están acusados de acusados de estar implicado en la muerte de manifestantes, así como de enriquecimiento ilícito y de corrupción.

Los militares egipcios desalojan por la fuerza a los manifestantes que quedaban en la plaza cairota de Tahrir.

En Somalia, los combates que impiden el reparto de ayuda a los hambrientos que han huido a la capital , están obligando a miles de personas a desplazarse hasta los campos de refugiados de Etiopía y Kenia donde estas llegadas masivas están colapsando los servicios básicos.

Una presión que afecta directamente al mayor campo de refugiados del mundo, Dadaab, donde viven casi 400.000 personas

El rey Mohamed VI de Marruecos ha otorgado este viernes medidas de gracia a 968 presos de todo el país, con motivo de la Fiesta del Trono, que se celebra este sábado en conmemoración del décimosegundo aniversario de su coronación. Según un comunicado del Ministerio marroquí de Justicia, las medidas van desde el indulto de todas las penas impuestas hasta reducciones de la condena o exención del pago de multas. Así, 130 presos se verán beneficiados por un indulto total de sus penas de prisión o del tiempo que les quede pendiente de ellas, mientras que a 672 se les ha reducido parcialmente la condena. Otras 166 personas serán exoneradas del importe de las multas que deben pagar. Hasta el momento, se ignora si entre los indultados están los cerca de 200 presos salafistas (islamistas radicales), según ha declarado a Efe uno de sus portavoces, Reda Benutmán.

Las autoridades keniatas temen que entre los refugiados se hayan infiltrado guerreros islamistas de Al Sabah, o de otras milicas. Los refugiados viven con el miedo de que un incidente desate la violencia.