Enlaces accesibilidad

Los divertidos 'Misterios comestibles' de Albert Monteys

  • El dibujante ironiza sobre las leyendas urbanas relacionadas con comida
  • Un cómic en el que imita el estilo de los clásicos tebeos de Bruguera

Por
Fragmento de la portada de 'Misterios comestibles', de Monteys
Fragmento de la portada de 'Misterios comestibles', de Monteys

El ilustrador Albert Monteys (Barcelona, 1971), exdirector de El Jueves, aborda las leyendas urbanas del mundo de la comida en Misterios Comestibles (Astiberri), un cómic donde derrocha su habitual humor a través de un histriónico inspector de Sanidad y amante de lo oculto.

Los restaurantes de comida rápida, incluso los de cocina de vanguardia, son fuente inagotable de rumores y bulos que corren como la pólvora por internet y las redes sociales.

Historias que todos hemos escuchado sobre ingredientes que no son lo que parecen, reacciones químicas adversas, camareros de dudoso comportamiento, chefs que llevan al extremo su afán de experimentación...

Esos y otros insólitos asuntos alimentarios constituyen el tema central de Misterios comestibles de Albert Monteys, uno de nuestros humoristas gráficos favoritos. Un libro publicado por la editorial Astiberri en su colección Leyendas urbanas.

No os perdáis la entrevista que nos concedió en Viñetas y bocadillos (Radio 5)

Pollos mutantes

Pollos mutantes, hamburguesas de dudosa composición, menús orientales con ingredientes desconocidos o la inquietante historia sobre el cierta parte del cerdo vendida como calamares, son objeto de investigación por parte del protagonista del tebeo, Carlos Hidalgo, inspector de sanidad freelance y amante del misterio. Un personaje para el que Monteys se ha inspirado en los tebeos de Bruguera.

En principio iba a ser un cocinero encargado de preparar esas recetas de las leyendas y “misterios comestibles” del título, pero finalmente se decantó por un personaje más acorde con las historietas de humor que había leído de pequeño.

Algunas invenciones como que los yogures con bífidus matan las defensas naturales del cuerpo, que beber un licor en crema con una bebida gaseosa puede provocar desastres corporales, o la historia de los aros de calamares que son en realidad trozos de intestino de cerdo.

Una mezcla entre anacleto y el Inspector Dan

“Yo creerme estas leyendas no”, dice aunque rápidamente rectifica: “Miento, sí que es verdad que en el momento en que me contaron, hace igual 15 años, lo de los pollos de una cadena de comida rápida, que no eran pollos sino un producto. Esta me la creí absolutamente”.

Con un buen puñado de falsas creencias alimenticias, Monteys ha echado mano de este particular inspector haciendo una particular mezcla de algunas de sus personajes más queridos de los años 60 y 70.

Una especie de mezcla entre el inspector Dan, Anacleto o el comisario Hólmez que a la postre le ha dado más juego a la hora de presentar esas disparatadas situaciones alimentarias desde un prisma más aventurero y divertido.

También reconoce la inspiración de Jan, creador de Superlópez y Pulgarcito, como uno de los grandes artistas que le ha influido a la hora de desarrollar su estilo. Aunque también el comic underground y la escuela francobelga han dejado poso en su forma de dibujar.

Misterios Comestibles de Albert Monteys es un nutritivo libro de pequeño formato con suculentas y desternillantes historietas.