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Discurso Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes 1997

  • Escritor, periodista, crítico de cine y fundador de la cinemateca de Cuba.
  • Estuvo exiliado, primero en España y, un año después, en Londres.
  • En su célebre Tres tristes tigres el lenguaje del habanero deviene en lenguaje literario.

Por
Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes 1997
Guillermo Cabrera Infante en una imagen de archivo.

Original discurso el que leyó Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 1929- Londres, 2005) al recibir el Premio Cervantes 1997. Se pregunta a sí mismo con quién le gustaría cenar esa noche, y la respuesta es la transcripción de esa deseada y fantasiosa velada con Cervantes. Un breve diálogo entre dos escritores, “el maestro y el aprendiz de Cervantes”.

Discurso Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes 1997

Discurso íntegro de Guillermo Cabrera Infante

"In memóriam Octavio Paz

Hay un juego literario que es, como la literatura, un salto mortal sin red. Consiste en preguntarle al otro: ¿con quién famoso te gustaría cenar esta noche? Me propusieron ese árbitro de elegancias que dormía de día y celebraba la noche. Pero yo no sé latín y no creo que pueda aprenderlo para esta noche. Me nombraron a Shakespeare, pero entre su inglés y el mío hay distancia de olvido. Por último me susurraron el nombre de Cervantes. [...]

Ahora estamos sentados a la mesa en medio del comedor. La misma mesa y todos los muebles son lo que se vendría a conocer como Renacimiento español: muebles macizos, muebles sólidos.

- Para mí -le dije-, todos sus libros son un libro: único, real y maravilloso y el mejor que se ha escrito en nuestro idioma.

- Si no fuera por mis años y el sol de estas Castillas que me han curtido, me sonrojaría.

- Ya sé que usted no ha padecido nunca de vanidad ni de envidia literaria.

- Nunca -dijo Cervantes. [...]

En algún lugar de la casa alguien tañía una vihuela y una voz de mujer cantaba. Reconocí la melodía. Era Guárdame las vacas, la tonada que originó las variaciones de Cabezón.

- Me parece que le gusta la música.

- Mucho.

- A mí también. Cultivo varias melodías en mis escritos. Su nombre me es familiar. Uno de mis personajes del Quijote se llamaba así.

- Fue uno que murió de amor al ver morir a su mujer.

- Así es. ¿De dónde viene su nombre?

- Alemán de origen.

- ¿Es usted alemán?

- Oh, no. Vengo de América.

- Allá quise ir varias veces.

- Si hubiera ido nunca habría escrito el Quijote.

- Pero habría escrito otras aventuras. Realistas unas, mágicas las otras. Como hicieron Bernal Díaz y Cabeza de Vaca.

- Pero son memorias, no invenciones.

No puedo evitar pensar que si los reaccionarios que ocuparon el lugar de los adelantados le hubieran dado permiso para emigrar a lo que ya se llamaba América, su gran libro hubiera sido escrito no en España, sino en la Nueva España ¿Qué les parece Don Quijote de las Indias? ¿Qué tal Sancho Pampa? No habría habido molinos, pero habría vientos. ¿Es una fantasía americana? Cervantes, en la segunda parte del Quijote, hace elogio y alabanza de Hernán Cortés y lo muestra como un caballero ejemplar. Ni más ni menos su par impar. [...]

- ¿Es el Quijote una alegoría de su vida?

No lo pensó mucho para decir:

- Es la parodia de una alegoría.

- En todo caso es un libro maravilloso.

- Es muy amable con mi libro. [...]

Cervantes tendría mi edad exactamente ahora, pero era obvio que estaba en el invierno de nuestro contento: Cervantes por su Don Quijote, yo por mi Cervantes.

- Eso es inevitabilidad -dije.

- Es una palabra larga -dijo Cervantes.

- Es una palabra demasiado larga -dije-, pero inevitable.

El mobiliario del comedor se hizo contemporáneo, las bujías se hicieron bombillas, el banquete se vuelve una última cena. Pronto se disolverá el autor, pero antes de que desaparezca el maestro desaparecerá el aprendiz de Cervantes.

¿Qué es morir sino una forma de organizarse? ¿Lo dijo Cervantes? ¿O fue mi otro maestro, Martí mártir? [...]

Cervantes dejaba de ser un mero mortal para pasar a la inmortalidad. Aquí debe acabar mi discurso. Pero permítanme una palabra o dos antes de irme. Por mi casa de Londres han pasado varias generaciones de escritores españoles, algunos bisoños, otros veteranos. Muchos de los jóvenes escritores han devenido una generación que escribe los libros mejores que se escriben en español. Grande ha sido mi contento de que así sea.

Quiero destacar a mi agente, la formidable Carmen Balcells, porque fue ella quien me dio la noticia de haber ganado el premio por teléfono. Su alborozo fue más grande que el mío porque a pesar de las voces de Carmen siempre he sido un tanto escéptico. Todavía lo soy ahora. A todos, empezando por Miguel de Cervantes Saavedra, ¡muchas gracias!".