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Carolina Marín: "2021 va a ser un año duro, difícil y bonito con los Juegos y el Mundial en Huelva"

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La española Carolina Marín, en un entrenamiento.
La española Carolina Marín, en un entrenamiento previo al confinamiento por coronavirus.

La volantista española Carolina Marín afronta estos días de confinamiento por el coronavirusen su casa de Huelva. Asegura que no tiene tiempo para aburrirse, aunque no entrena todo lo que desearía, y echa de menos "dar un beso y un abrazo en condiciones a mi madre".

[El mapa del coronavirus en el deporte]

Ahora vive la espera de defender su oro en los Juegos de Tokio y recuperarlo en el Juegos de TokioMundial en cuestión de un mes, debido al aplazamiento de los primeros y el no aplazamiento de los segundos, que serán en su tierra: "Un reto duro, difícil y bonito", ha declarado en una charla con periodistas organizada por Santander Talks.

Para la onubense fue una decisión acertada aplazar los Juegos Olímpicos a 2021: "La decisión más acertada e igualitaria era posponer los Juegos Olímpicos. Sabía que no era una decisión fácil por parte del COI. En España estábamos en desigualdad porque no podemos salir a entrenar. Yo llevo tres semanas sin coger una raqueta y lo que me queda aún. No íbamos a estar ni al 30 ni al 40 por ciento".

Sin embargo, la Federación Mundial de Bádminton (BWF) no aplazó el Mundial de Huelva, que mantiene sus previsiones para septiembre de 2021. "Pensé que lo hablarían", ha dicho la triple campeona. Pero eso no reduce sus ganas: "Tendré que estar al 100 por cien en dos momentos en menos de un mes. Va a ser un año duro y bonito", ha explicado a TVE.

Para Marín "la prioridad es la salud, tanto de los deportistas como los aficionados. Ahora toca quedarse en casa". Pero, preguntada por RTVE.es sobre la posibilidad de volver a entrenar en la residencia Joaquín Blume, en Madrid, si se dieran condiciones especiales como reclamó en su día el presidente del COE, Alejandro Blanco, " ahora mismo volver a esas instalaciones no sería lo más lógico. Si me lo ofrecieran diría que no porque lo primero es la salud".

No obstante, considera que fue "un error" y "una locura" cerrarla dejando a sus más de 300 deportistas fuera. "El primer error fue cerrar la residencia Joaquín Blume, donde vivimos 300 deportistas. Fue una auténtica locura porque esas 300 personas se fueron a sus casas por toda España y con que mínimo uno de ellos ya estuviera infectada, se lo podía haber pegado a algún familiar. Cuando se decretó el Estado de Alarma, el CAR se tenía que haber cerrado con los deportistas dentro", ha explicado.

Marín reconoce que el aplazamiento de los Juegos ha sido "un alivio" no solo por la dificultad a la hora de entrenar: "Este último año ha sido de bastantes dificultades con la lesión, el virus que cogí en noviembre, un problema personal hace mes y medio, bastantes 'piedrecitas' en este camino hacia los Juegos".

Por ello cree que en cuanto se reanude la competición "va a salir una nueva Carolina Marín". "El día que vuelva a pisar un pabellón va a ser como la primera vez que empecé a jugar. Va a requerir un tiempo de conexión", ha añadido.

Garrafas de agua como mancuernas

Las condiciones de entrenamiento en su domicilio no están siendo fáciles. Afirma que ha pasado de entrenar ocho horas al día a unas dos y media, por lo que cuida su alimentación: "No preparo comidas dulces con azúcar y trato de sustituir la harina por otra de avena o almendra", entre otros trucos.

En cuanto al entrenamiento, no tiene posibilidad de coger la raqueta como antes del confinamiento por lo que se basa en musculación, pero igualmente condicionado: "Una bici estática que conseguí antes de la cuarentena. También tengo las gomas y tuve la suerte de que mi entrenador tenía en su casa dos máquinas de las que usamos en el CAR, solo tuvo que llamar a un transportista para que me las bajara a Huelva. Gracias a eso por lo menos tengo algo".

Y añade su imaginación: "Compré dos garrafas de agua para que sirvieran como peso. 'Bricks' de leche, bolsas de arroz o garbanzos, ahora mismo eso son mis mancuernas. Nos podían haber ayudado más, sin ninguna duda, pero no ha sido fácil porque nos ha cogido a todos por sorpresa".

Por eso, como reconoce a otra pregunta de RTVE.es, la situación se le asemeja a "una película surrealista. Vamos por la tercera semana de confinamiento y aún no nos creemos lo que está pasando. Se me ha pasado muy rápido este tiempo".

Y, no obstante, a pesar de todo encuentra tiempo para la solidaridad. Hace poco se sumó a la iniciativa de Pau Gasol y Rafa Nadal y anuncia que "en unos días saldrá adelante una iniciativa con mi equipo para ayudar a la gente de Huelva. Es una forma de devolver el afecto y el cariño que nos da el pueblo a los deportistas", concluye.