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Temer dice que no dimitirá y afirma que probará su inocencia

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El presidente de Brasil, Michel Temer, en un mensaje a la nación transmitido desde el Palacio Presidencial de Planalto el jueves 18 de mayo de 2017.
El presidente de Brasil, Michel Temer, en un mensaje a la nación transmitido desde el Palacio Presidencial de Planalto el jueves 18 de mayo de 2017.

El presidente de Brasil, Michel Temer, ha negado este jueves que vaya a renunciar a su cargo, como exige toda la oposición y sectores de su propia base política por sospechas que le implican en corrupción e intentos de obstruir a la justicia.

"No renunciaré. Repito. No renunciaré y exijo una esclarecimiento pleno de todo"", ha declarado Temer en un mensaje a la nación transmitido desde el Palacio Presidencial de Planalto.

"Quiero dejar muy claro que mi Gobierno vivió en esta semana su mejor y su peor momento", ha dicho el mandatario, quien en el primer caso ha citado "la caída de los indicadores de la inflación, los números del retorno del crecimiento (económico) y la generación de empleo, con esperanza de días mejores".

Sin embargo, ha afirmado que, "cuando el optimismo retornaba", una grabación hecha "clandestinamente trajo de nuevo el fantasma de una crisis política en una dimensión aún desconocida".

Ha aludido así a una información divulgada este miércoles por el diario O Globo, según la cual Temer habría sido grabado por un empresario que colabora con la justicia en investigaciones sobre corrupción cuando avalaba un supuesto soborno a un exdiputado preso a cambio de su silencio.

El objeto del presunto soborno sería Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara Baja, antiguo aliado del gobernante y promotor del juicio político que condujo el año pasado a la destitución de Dilma Rousseff y llevó a Temer al poder.

Como había hecho la víspera mediante una nota oficial, Temer ha negado este jueves que haya consentido algún tipo de soborno para alguien.

Toda la oposición y sectores de su propia base política piden su cese

"En ningún momento pedí que pagasen a quien quiera que sea para que no hable" y "no compré el silencio de nadie", ha afirmado el jefe de Estado de Brasil, quien también ha aludido a la decisión anunciada este miércoles por la Corte Suprema de iniciar una investigación oficial sobre su presunta participación en esos hechos.

"No preciso de cargo público ni de foro especial", "no tengo nada que esconder" y "por eso registro enfáticamente que la investigación pedida por la Corte Suprema será el territorio en que demostraré mi inocencia", ha declarado visiblemente molesto.

Pese al discurso firme de Temer, en Brasil se comenzó hoy a debatir públicamente la posibilidad de su renuncia o incluso de que sea sometido a un proceso de destitución.

La renuncia de Temer es exigida desde este miércoles por toda la oposición y esa demanda ha tenido este jueves la adhesión de importantes e influyentes sectores del oficialismo.

El pronunciamiento más duro lo ha hecho el expresidente Fernando Henrique Cardoso, uno de los líderes más respetados del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un pilar fundamental en la base de Temer.

"Si las alegaciones de defensa no son convincentes -y no basta con alegar que son necesarias evidencias-, los implicados tienen que tener el deber moral de facilitar la solución, aún con gestos de renuncia", ha publicado Cardoso en su cuenta en Facebook.

Miles de brasileños gritan "Fuera Temer" y exigen elecciones

Tras conocerse el escándalo miles de brasileños han tomado este jueves las calles de una decena de ciudades del país.

Con gritos de "Fuera Temer" han pedido elecciones y han exigido su renuncia.

Manifestantes protestan contra el presidente de Brasil, Michel Temer, en la avenida Paulista de Sao Paulo (Brasil). Fernando Bizerra Jr.

También se ha cargado contra los recortes y las reformas económicas de calado que ha emprendido el Gobierno de Temer.

Las principales protestas han tenido lugar en Río de Janeiro, Sao Paulo y en la capital, Brasilia, en medio de fuertes medidas de seguridad.

Todas las manifestaciones estuvieron arropadas por una fuerte presencia policial con objeto de evitar los incidentes con los que terminó la huelga general del pasado 28 de abril, la primera en los últimos 20 días.

De hecho, algunos comercios cercanos a las protestas reforzaron sus fachadas con tablas y otros objetos.