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Ricardo Darín: "Me temblaría el pulso si pudiera estar cerca de Scorsese o Allen, pero no funciono por nombres"

  • RTVE.es entrevista al actor argentino, reciente Premio Platino de Honor
  • El intérprete bonaerense reniega de la etiqueta "anti-Hollywood" que le han colgado
  • "Necesito que un papel me conmueva; es algo estomacal", dice de su trabajo

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Ricardo Darín en la alfombra roja de los III Premios Platino, celebrados en Punta del Este (Uruguay).
Ricardo Darín en la alfombra roja de los III Premios Platino, celebrados en Punta del Este (Uruguay).

A sus 59 años, el actor Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957) vive un momento dulce de su carrera, con trabajos a los dos lados del Atlántico, casi alternando película española con argentina, y sin dejar de subirse a las tablas de su amado teatro. Acaba de recoger en Uruguay el Premio Platino de Honor en reconocimiento a toda su carrera, que ya debe haber colocado al lado de sus recientes Goya, Forqué y Concha de Plata por Truman, su última cinta española, coproducida con Argentina.

"Cuando empiezas a recibir tantos premios es medio acojonante. Me habían dado el Forqué, el Gaudí, el Goya… y Javier [Cámara], que no para de gastarme bromas, preguntó: ‘¿Ricardo está bien de salud? ¿Hay alguien que se ha enterado de algo y todavía no lo sabemos?'", bromea entre risas Darín en una entrevista con RTVE.es en Punta del Este, con motivo de los III Premios Platino del Cine Iberoamericano.

Con casi 40 largometrajes a sus espaldas en otros tantos años de carrera, la "Bombita Darín", tras participar en algunas series televisivas, debutó en el cine con La culpa (1969), con apenas 12 años. Su fama trascendió las fronteras argentinas de la mano de su compatriota el director Juan José Campanella, con el que protagonizó El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001), Luna de Avellaneda (2004) y la oscarizada El secreto de sus ojos (2009). Nueve reinas (2000), de Fabián Bielinsky, fue una de las cintas que marcaría su carrera y comenzaría a darle popularidad en España, y puede vanagloriarse de haber protagonizado la cinta más taquillera de la historia de Argentina, Relatos salvajes (2014), de Damián Szifron.

"Difícilmente te podrían dar un reconocimiento de estas características si tuviera 25 años, a menos que seas Shirley Temple, pero, como no es el caso, supongo que se trata más que nada del camino, de la suerte que has tenido de encontrarte con historias que llegaron hasta la gente, que fueron aceptadas por la audiencia pero que han impactado de diferentes formas en el gran público, que somos todos, no solo la audiencia tradicional, sino el periodismo, la crítica, la gente del medio, la gente de la industria…Necesariamente para que eso ocurra tienes que acumular años. Así que no sé si agradecerlo o poner una demanda", vuelve a bromear el actor, cuyos ojos azules lucen aún más intensos en las distancias cortas que en la gran pantalla.

"Necesito que el papel me conmueva, es algo estomacal"

Con este bagaje, Darín, hijo, hermano y padre de actores, necesita para interesarse por un proyecto que "algo" le "conmueva". "Aunque se trate de una comedia, algo me tiene que poner del otro lado del mostrador, digamos, porque cuando leo algo que está bien escrito y reconozco que tiene honestidad, sinceridad en su planteamiento, automáticamente me involucro… después tengo que averiguar si puedo, si los tiempos me dan, si las condiciones están dadas… Pero, lo primero que siento te diría que es más estomacal que cerebral. Es acá [se señala la barriga], lo siento en el estómago si me funciona o no me funciona", explica.

Y es que, para el protagonista de El secreto de tus ojos, la clave de todo está en tener la "suerte" de encontrarte con un "guion que esté bien escrito" y con "una historia con carne y personajes muy delineados".

"Cuando una historia está bien escrita, los personajes ya tienen vida propia. Uno se da cuenta cuando lo lee. Es como cuando leemos una novela, que tenemos la suerte de encontrar un escritor que le da voz a cada uno de los personajes y uno puede reconocer la diferencia de personalidades que hay entre uno y otro por la forma en que dicen, por la forma en que hablan y que se mueven y piensan. En cine ocurre lo mismo. Cuando una historia está diseñada en forma económicamente funcional y perfecta, a los actores eso nos facilita muchísimo", apunta.

Algo así es lo que encontró en Truman, participada por RTVE, escrita y dirigida por el cineasta catalán Cesc Gay y en la que interpreta a un enfermo terminal que va despidiéndose de amigos (Javier Cámara), familiares y de su perro. La describe como "una de esas historias que se hacen a sí mismas y que casi no necesitan promoción", y la compara con Nueve reinas, que rememora que en España se lanzó en muy pocas salas pero fue creciendo semana a semana "porque el público la abrazó".

"En el caso de Truman todavía más porque es una historia con corazón, que nos toca las fibras muy íntimas y porque, además, habiendo podido caer en el lugar de la bajada de línea y de revolver la herida, en realidad, si la analizas, es una película que sí, es dolorosa, sí, es triste, pero no es solamente eso, tiene mucha ternura", dice su protagonista, que alaba la "inteligencia" de Cesc Gay al poner a su personaje "en una situación tan extrema, que lo obliga a revisar toda su vida y a reconocer errores cometidos, sobre todo a nivel afectivo". "Eso es muy difícil que no nos toque porque todos tenemos en nuestra historia relaciones en las que pensamos que todos podíamos haber sido un poco mejores, más profundos, más honestos... y muchas veces no lo hacemos. Es una de esas historias que llamamos movilizantes, porque nos agarran por adentro y nos movilizan", concluye.

Huye de la etiqueta "anti-Hollywood"

Tras esta cinta, el actor bonaerense volvió a su tierra natal para meterse en la piel de un piloto de los vuelos de la muerte la dictadura militar en Capitán Kóblic y, de vuelta a España, rodó en el pirineo leridano Nieve negra, otra coproducción hispano-argentina bajo las órdenes de Martin Hodara que se encuentra en fase de postproducción.

Pero donde todavía no ha puesto un pie el que es uno de los actores hispanoamericanos de más prestigio es en Hollywood. Darín ya ha dicho en varias ocasiones que a él le interesan los proyectos concretos y no simplemente el dinero que puedan haberle ofrecido, hasta el punto de que se le ha acabado colgando la etiqueta "anti-Hollywood". "¡Como me sigan poniendo esa etiqueta no me van a llegar jamás!", dice el actor riendo en referencia a las propuestas de la industria estadounidense.

Pero, ¿hay algún actor estadounidense a cuya llamada estuviese dispuesto a acudir? "Lo que pasa es que yo no funciono así, no es un tema de nombres. Pero sin duda me temblaría mucho el pulso si tuviera alguna posibilidad de estar cerca de [Martin] Scorsese o de [Woody] Allen, pero porque admiro mucho su filmografía, su forma de pensar y encarar el trabajo. Y, además, porque sería tocar el cielo con las manos. Pero las cosas no funcionan así, no funcionan por apellidos. Yo creo que ni en el caso de ellos, ni en el mío", asegura Darín, que insiste en que lo "importante" es que haya una "buena historia que conmueva", más allá de quién la vaya a dirigir.

Poco "amigo" de los consejos

Y, tras los pasos de Ricardo Darín, llega pisando fuerte su hijo, Ricardo Chino Darín (actor en la serie televisiva La embajada), y que, tras varios papeles en películas argentinas, acaba de terminar de rodar su primera producción española, La reina de España (2016), bajo las órdenes de Fernando Trueba.

El intérprete dice ser partidario de que cada uno se haga "su propio camino" y no ser "amigo" de dar consejos, aunque, admite, "alguno se me debe haber escapado en el camino". Pero, para el Darín padre, lo verdaderamente importante es que su hijo sea "buena persona y buen tipo".

"Enseguida me di cuenta de que él se maneja con sus propias normas, tiene su propia caja de herramientas, sus propios códigos, y lo hace muy bien. Me doy cuenta no solo por el resultado artístico, sino porque a la gente con quien le ha tocado trabajar codo a codo, luego me los encuentro, ya sea Santiago [Segura], Javier [Cámara]... todos me hablan maravillas de él como ser humano. No hay nada que supere, eso. Además, si es buen actor, mejor, pero que sea un buen tipo, que sea una buena persona, para mí es muy importante", asegura el bonaerense, que señala que tanto él, como su esposa -Florencia Bas-, siempre han procurado "estimular" eso en la educación de sus hijos y se sienten "orgullosos" de haberlo conseguido. Tenemos Darín para rato.