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Dos ataques suicidas en Afganistán dejan una treintena de muertos

  • Dudas sobre la reunión de paz prevista para la próxima semana
  • El presidente afgano rechaza dialogar con insurgentes que "matan civiles"
  • El diálogo está paralizado desde hace siete meses

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Un policía vigila la zona donde se ha producido el atentado y que está cerca del Ministerio de Defensa afgano en Kabul.
Un policía vigila la zona donde se ha producido el atentado y que está cerca del Ministerio de Defensa afgano en Kabul.

Jornada negra en Afganistán. Dos ataques suicidas han provocado este sábado una treintena de muertos y cerca de 70 heridos.

A primera hora de la mañana un atentado ha acabado con la vida de 13 civiles en la provincia oriental de Kunar. Según el último balance ofrecido por la misión de la ONU en Afganistán, la Unama, al menos otros 37 han resultado heridos en la explosión, ocurrida cerca de un mercado de la capital regional, Asadabad, y en la que también pereció el atacante.

A poco más de 200 kilómetros y apenas cinco horas más tarde, un segundo atacante suicida ha hecho explotar sus bombas cerca del Ministerio de Defensa afgano en Kabul, sumando otras 16 muertes a la lista de bajas en la jornada de conflicto.

El portavoz del departamento gubernamental, Dawlat Waziri, ha apuntado que entre los fallecidos se encuentran tres sargentos del Ejército afgano, tres funcionarios y un trabajador civil del departamento.

Según ha relatado en su cuenta de Twitter,  la acción, cuya autoría ha sido reclamada por los talibanes, dejó 31 heridos, la mayoría también miembros de las fuerzas de seguridad y empleados civiles del Ministerio.

Los atentados se han producido en medio de las expectativas de paz creadas por el Grupo a Cuatro (G4) formado por Afganistán, China, Estados Unidos y Pakistán, que el pasado martes anunció que preveía un encuentro directo entre Kabul y los insurgentes en "la primera semana de marzo".

La reunión resucitaría unas negociaciones suspendidas desde el pasado julio, cuando se conoció, pocos días después de la primera reunión de paz entre las partes, que el fundador del movimiento talibán, el mulá Omar, había muerto en 2013.

No obstante, las acciones de este sábado han ensombrecido las expectativas entorno a la celebración de un encuentro para tratar de poner fin al conflicto que comenzó en 2001 con la invasión estadounidense y la caída del régimen talibán.

"El presidente dijo que el Gobierno no mantendrá conversaciones de paz con aquellos grupos que están matando a civiles", ha informado la oficina de prensa del dirigente en un comunicado tras el primer ataque en Kunar.

Ashraf Gani, que había invitado a todos los insurgentes a participar en el proceso de paz en diversas ocasiones, ha criticado que los ataques contra la población civil son un "acto atroz" sin cabida en "ninguna religión".

Los talibanes se han mostrado ambiguos con relación al proceso de paz, que en ocasiones han rechazado de plano y en otras han condicionado a medidas como el levantamiento de las sanciones de la ONU o la retirada de las tropas internacionales.

En un giro inesperado, aseguraron el pasado jueves que para poner fin al conflicto afgano es "necesario" un diálogo de paz con Estados Unidos, que todavía mantiene en el país a unos 9.800 soldados en tareas de asistencia a las tropas afganas.

3.545 muertos en 2015

La guerra en Afganistán atraviesa una de sus etapas más violentas, con 3.545 muertos y 7.457 heridos en 2015, la cifra más alta desde que comenzaron a medirse las víctimas del conflicto hace siete años.

Los insurgentes se hicieron con el control de varias áreas de Afganistán en los últimos meses, logrando incluso el pasado septiembre tomar temporalmente la ciudad nororiental de Kunduz, su mayor logro militar desde la invasión estadounidense hace 14 años