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'Cabaret', una regresión a los años 30 con un inmejorable maestro de ceremonias

  • El musical se acaba de estrenar en el teatro Rialto de Madrid
  • Edu Soto se pinta en la cara al gran divo que conduce el show
  • El humor, el drama y la emoción regresan a esta adaptación del musical de Broadway

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Pase para la prensa de la obra 'Cabaret'
Pase para la prensa de la obra 'Cabaret'

Bienvenidos al Kit Kat Klub: “aquí, la vida es hermosa. Las mujeres son hermosas. Hasta la orquesta, es hermosa". Se abre el telón, y se descubre un pequeño agujerito en el escenario desde donde Edu Soto nos propone una vida de diversión, olvidarnos de nuestros problemas y nos incita a seguir al placer allá donde vaya.

Estamos en el Berlín de 1931, una época agridulce en la que parece que Alemania está superando por fin el lastre de la Primera Guerra Mundial, pero en la que una sombra muy negra se cierne sobre el país y sobre el resto de Europa, el nazismo.

Pero dentro del Cabaret, no. Al igual que en el musical de Broadway de 1966 y que en su adaptación cinematográfica de 1972, en ese pequeño mundo aparte, ajeno a la política y los problemas del mundo real, está la alegre Sally (Cristina Castaño, La que se avecina) y su descaro, su rebeldía y sus ganas de vivir como la gran diva que es, o quiere creer que es.

Y con ella el protagonista masculino, Clifford (Daniel Muriel), un joven escritor que llega desde Londres para comerse el mundo junto con la mujer “más maravillosa del mundo”, Sally, a la que unirá su destino en el tiempo que pasará en Berlín.

Money makes the world go round

Suena la música y el teatro se llena de color y vestidos pomposos. No pueden faltar números musicales como la misma Cabaret, Money Money o Dos Chicas, que explican a la perfección los motores que mueven este mundo.

De repente suena una voz, única, de esas que independientemente de la letra pone los pelos de punta, llena todo el escenario y logra emocionar directa al corazón. Quién iba a pensar que la famosa actriz de La que se avecina pudiera cantar con tanta fuerza y desgarro la historia de su pobre amiga Elsie (que vive en Chelsea), cuando las cosas se han puesto tan difíciles.

Quién iba a imaginar, también, que al Neng de Castefa le pudiera sentar tan bien el traje, bombín, bastón y maquillaje que le han transformado por completo en un cómico y dramático filósofo de los años 30 con una versatilidad tal que convierte el Cabaret en algo real, una atmósfera de la que el espectador forma parte.

Pues no, no es de extrañar ya que la carrera de Eduardo Soto ha trascendido mucho más allá de la comedia, llegando nada más y menos que a pasar por la Compañía Nacional de Teatro Clásico o el Centro Dramático Nacional.

Su poder en el escenario es mucho mayor al de sus compañeros protagonistas, Cristina Castaño, que se mueve entre lo sublime y algún ramalazo al estilo La que se avecina, y Daniel Muriel, que cumple bien el papel de chico bueno y con principios. Los secundarios son impecables, así como la banda de música, y sin ellos la función no lograría esa atmósfera cabaretera que vive en la verdad.

La historia ya la conocen. La contaron Liza Minnelli y Michael York en una película (Cabaret, 1972), que seguro que ya han visto. Sin embargo, esto es, por decirlo de alguna manera, Broadway, por lo que se echarán de menos algunas tramas secundarias como la que viven la rica heredera judía (Natalia Landauer) de la que el superficial Fritz está locamente enamorado, y, sobre todo, el complejo e interesantísimo personaje de Maximiliam. Ambas son sustituidas por la historia original, la del frutero judío y el conrabandista radical.

Como resultado, un espectáculo digno de admiración bajo la dirección de Jaime Azpilicueta que cumplirá la promesa de dejar todos los problemas a un lado para vivir una experiencia única, incluso onírica; para viajar en el tiempo y experimentar el gozo, la ilusión, el dolor y la pena en una época convulsa que precederá a un escenario terrible: la Segunda Guerra Mundial.

Cabaret se podrá ver en el Teatro Rialto de Madrid de la Gran Vía de Madrid de martes a domingo.