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Angelina Jolie cuenta la sorprendente historia del atleta Louis Zamperini en 'Invencible'

  • Una película con la que la actriz competirá en los Oscars
  • Se trata de un drama biográfico ambientado en la Segunda Guerra Mundial
  • Se estrena este jueves, 25 de diciembre

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Tráiler de 'Invencible'

Se esperaba mucho de Invencible, la segunda película de Angelina Jolie como directora, basada en la apasionante biografía del atleta y soldado Louis Zamperini; sobre todo después del prometedor debut como realizadora de la actriz (En tierra de sangre y miel). Pero Invencible se queda en una película correcta, muy bien hecha y con actores estupendos, pero que dista mucho de ser la obra maestra que podría haber salido de una historia tan potente como esta; sobre todo si tenemos en cuenta la participación de los hermanos Coen en el guion.

Y eso que la película empieza estupendamente, con una espectacular batalla aérea que nos deja pegados al asiento, pero después Angelina no logra controlar los tiempos, de forma que secuencias realmente brillantes se pierden entre otras repetitivas. Y es que la voluntariedad de la actriz, muy comprometida con la historia, choca con un guion irregular que huye de los tópicos solo para terminar cayendo en ellos.

Angelina tampoco termina de controlar la duración, ya que las dos horas y media se nos antojan cortas, para contar una historia tan interesante, pero a la vez se nos hacen largas y repetitivas. Pero, como decimos, la historia es tan emocionante que la película merece la pena.

Un auténtico héroe

Louis Zamperini (1917-2014) es un auténtico héroe para los americanos y su historia es un ejemplo de superación y de lucha contra la adversidad. Hace 50 años que se hablaba de llevarla al cine, sin que la propuesta hubiese fructificado hasta la aparición de Angelina, que se implicó personalmente en el proyecto.

Zamperini nació en 1917 en una familia de inmigrantes italianos del Estado de Nueva York y sólo logró escapar de la miseria gracias a sus potentes piernas, que le ayudaron a lograr una beca en la Universida y una plaza en el Equipo Olímpico de EE.UU que compitió en 1936 en el Berlín de la Alemania Nazi. Con 19 años, Zamperini quedó octavo en la final de los 5.000 metros y fue el olímpico norteamericano más joven hasta ese momento. Con su esprín final también batió el récord de la vuelta más rápida y llamó la atención del mismísimo Hitler.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el bombardero en el que combatía se estrelló, en 1943, a más de mil kilómetros al oeste de las islas Hawai. Solo sobrevivieron Zamperini, Russell Phillips y Francis McNamara, que pasaron 47 días a la deriva en pleno océano (otro récord), hasta ser capturados por los japoneses. Zamperini pasó el resto de la guerra en un campo de concentración, siendo torturado constantemente por Mutsuhiro Watanabe "El pájaro", un oficial que quiso quebrarlo para desmoralizar a los otros prisioneros.

Zamperini, falleció el pasado julio, sin llegar a ver la película.

Una historia inspiradora

No es de extrañar que Angelina, tan comprometida con las causas benéficas, encontrara inspiradora esta historia y se comprometiera hasta el punto de hacerse buena amiga del auténtico Zamperini, al que descubrió gracias al libro Invencible: una historia de supervivencia, valor y resistencia durante la II Guerra Mundial (2010), de la escritora Laura Hillenbrand, un auténtico éxito de ventas y el germen de esta película. Lo curioso es que esta historia llevaba varios años por los despachos de Hollywood y en los años cincuenta a punto estuvo de rodarse una versión con Tony Curtis como protagonista.

Con este material Angelina demuestra ser una directora inteligente y con talento. El arranque de la película es espectacular, recreando a la perfección los combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial. Y la peripecia de los supervivientes en la balsa es emocionante. El problema es cuando Zamperini llega al campo de concentración ya que, aunque la actriz huye de los tópicos termina por caer en ellos, incluída la crucifixión y resurrección del protagonista.

Y es que el guion, revisado por los hermanos Coen, no deja de tener sus altibajos y de ser repetitivo, lo que termina pesando debido a la duración de la película, dos horas y media.

Actores jóvenes con talento

Aunque al principio se barajó la posibilidad de actores como Asthon Kutcher o Nicholas Cage, la razón se impuso y Angelina ha contado con un grupo de actores menos conocido, encabezado por el joven británico Jack O'Connell (cuya actuación más destacada hasta ahora había sido en la película This Is England), que supera con éxito todas las calamidades por las que pasa su personaje, con una interpretación muy contenida y naturalista.

También destacamos a su compañero de penurias, Domhnall Gleeson (famoso por su papel de Bill Weasly en Harry Potter y las reliquias de la Muerte y por ser hijo del también actor Brendan Gleeson) que realiza una estupenda interpretación en el papel de Russell Phillips, otro de los supervivientes del accidente del bombardero.

Lo más curioso es que el villano, "El Pájaro", está interpretado por un famoso rockero japonés, Miyavi, cuya interpretación se queda a medio gas. Consigue hacer inquietante al personaje, pero no le da la fuerza que requiere, quizá por su juventud o porque no quería que sus millones de fans pensasen que traicionaba a Japón. Sea como fuere se echa de menos un actor con más empaque (sobre todo cuando vemos las fotos del auténtico "Pájaro" y del miedo que da).

En cuanto al resto, la banda sonora es estupenda como suele ser habitual en su responsable, Alexandre Desplat (El gran hotel Budapest) y se complementa con una canción inédita de Coldplay (Miracles) compuesta exprofeso para la película. También destacamos la estupenda fotografía y que Angelina ha dado una lección a otros realizadores rodando la película con 65 millones, la mitad de lo inicialmente presupuestado.

En fin, una historia apasionante, pero que no logra la intensidad que esperábamos y deseábamos. Aunque aumenta nuestra confianza en Angelina por su valor a la hora de aceptar desafíos como este y su capacidad para llevarlos a buen puerto.